
El mexicano, cedido por el Celta, lidera al AEK y la tabla de goleadores en Grecia
15 sep 2022 . Actualizado a las 21:22 h.Con tres goles y una asistencia en cuatro partidos, Orbelín Pineda comanda junto a Nikolaos Karelis, del Panetolikos, la tabla de artilleros de la Superliga griega. Su adaptación al AEK de Atenas, que él mismo confesó compleja tras la cesión del Celta, ha resultado fulgurante. Al menos sobre el césped. «Ha sido complicado, no es nada fácil, no sé hablar nada de griego, menos inglés. Sé algunas palabras, sé presentarme, pero no sé defenderme bien. Eso también te desequilibra un poco». Pineda se agarró a la insistencia de Matías Almeyda —el técnico que más jugo sacó de sus habilidades durante su etapa en Chivas— para mantener a este lado del Atlántico sus aspiraciones mundialistas con México.
En cuatro jornadas, el Maguito ya casi multiplica por el mismo número —314 frente a 93— los minutos que disfrutó en Vigo. «Fue algo difícil, venía de jugar en Cruz Azul y llegué al Celta y fue todo diferente, fue un cambio en mí, en mi postura, de que ahora no me toca jugar, no me toman en cuenta. Creo que no se dio la oportunidad que yo esperaba», contó en una entrevista a ESPN.
«Pedí a Coudet que fuera claro»
Al finalizar la pasada temporada, Pineda abordó a Coudet. Quería que le fuera honesto con las expectativas que mantenía en él. «Él tenía sus condiciones, sus prioridades siempre, y eso hay que respetarlo, él decide quién juega y quién no. Yo soy un trabajador más, soy un jugador más del club. Desafortunadamente no me tocó jugar como yo me lo imaginaba. Desde el primer momento, antes de vacaciones, fui claro con él y le dije: ‘Yo necesito jugar porque está un Mundial aquí al lado, quiero que seas claro’. Creo que las personas hay que hablarnos de frente y buscar una solución».
Coudet bajó sus cartas. «Adelante, yo no voy a taparte en ningún momento, conmigo va a ser difícil», reveló Pineda sobre esa conversación con el Chacho, al que agradeció su honestidad. «Eso también habla bien de él, que te abra las puertas». Con la respuesta del técnico, Orbelín abordó al presidente. «Me senté con Carlos Mouriño y me dio la oportunidad de poder salir».
Llegaron propuestas en México, pero el Maguito lo tenía claro. «Al Tata (Martino, seleccionador de su país) le gusta que el mexicano esté en Europa, que esté trascendiendo». Consciente de lo que supone la apuesta de un técnico, Pineda descartó otras opciones —incluso en España— para marcharse a Grecia con Almeyda. «La elección fue por la confianza del entrenador, lo conozco, y yo también pensaba más en la comodidad. Eso fue lo que más me conmovió, me motivó y por eso decidí».
En la primera jornada, Orbelín fue trascendental en la victoria del AEK (0-3) sobre el Lamia 1964. Asistió a Sergio Araujo para convertir el primero y anotó el tercero desde la frontal tras acomodarse la bola a su diestra. En la tercera fecha, frente al PAS Giannina, Orbelín volvió a cañonear desde el borde del área, esta vez con la zurda, para abrir el marcador. El Maguito marcó también en la derrota (2-1) frente al líder Panathinaikos. Con 6 puntos, el AEK marcha séptimo.
«Confiamos en él»
En la sede de Príncipe no pierden detalle de la evolución de Pineda, con contrato hasta el 2027. «Al equipo que se va a ir no le quisimos hacer una cesión con opción de compra. Confiamos en él como jugador», contó Carlos Mouriño a los medios durante la estancia en México para jugar contra Pumas. Fuera o no un guiño patrio, Orbelín entra en los planes de futuro del club.
De niño, Pineda gambeteaba con sus hermanos entre las vacas que sus padres pastoreaban en San Fernando, una precaria aldea de menos de 200 habitantes, entregada a la ganadería, en Coyuca de Catalán, al noroeste del estado mexicano de Guerrero. «Pasé la niñez rodeado de borregos, vacas, chivos, puercos y caballos, ayudando a mis papás». Guerrero es uno de los municipios que integran la Tierra Caliente, una región en la que el termómetro se pasea entre marzo y julio por la línea de los 40 grados.
Orbelín sabe lo que es tener que sudar para poder labrarse un futuro y pretende demostrar en Atenas que el suyo puede encajar en el del Celta. «Quiero sacarme la espina».