Excelencia celeste en las aulas

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Pedro Rey, que jugó en el Celta C Gran Peña el curso pasado, Premio Fin de Carrera

05 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Rey (Vigo, 1998) recibía hace unos días su reconocimiento de Premio de Fin de Carrera de Galicia por su brillante expediente en el doble grado de ADE y Derecho. Unos estudios que ha compatibilizado con el fútbol, siendo parte las dos temporadas anteriores a la actual del Gran Peña, segundo filial del Celta desde el curso pasado. Antes, jugó muchos años en el Areosa tras empezar a darle patadas al balón en el colegio Maristas. «En el fútbol aprendí muchísimos valores que siguen marcando mi vida a día de hoy, sobre todo, disciplina», dice sobre un factor que ha sido clave en su trayectoria académica.

El vigués sostiene que el fútbol le enseñó que «fracasar es normal», algo que experimentaba cuando no era titular los domingos, por ejemplo. Y afirma haber tenido siempre «un perfil muy académico», pues quitando cuando era muy niño, nunca tuvo aspiraciones de ser futbolista profesional. «Era una forma de complementar mi vida. No solo por ocio, sino a nivel de salud. Jugando me sentía mejor, tanto física como anímicamente», precisa. El fútbol le «encanta» y le ha servido durante su vida como «forma de liberación en etapas de más trabajo». «En vez de ir de fiesta, organizaba una pachanga para desconectar», cuenta.

Recuerda la de juveniles como «una etapa preciosa» al poder competir en División de Honor y viajar por España al tiempo que ya cursaba estudios universitarios. Luego, lo dejó un tiempo, se trasladó dos cursos a Madrid, donde retomó a través del fútbol sala con la liga de colegios mayores y, a su regreso, aún en plena pandemia, apareció la opción del Gran Peña. «Un amigo del Areosa de toda la vida me dijo que fuera con ellos, que tenían un grupo fantástico y un entrenador buenísimo», recuerda. Y allí se fue. El técnico era Claudio Giráldez, actual preparador del B.

Ese curso, el equipo parecía llamado a ascender, pero un brote de covid en el último partido —Rey fue uno de los afectados— les impidió lograrlo. Sí lo consiguieron en la 2021/2022, ya con Srdjan Bajcetic al frente, como Celta C y con Pedro en el plantel. «Sufrí muchas lesiones y notaba que ya no tenía el cuerpo para esto: me rompí el recto, el abductor, tuve pubalgia, un esguince de tobillo... Y dije: ‘Bueno, ha sido precioso, pero hasta aquí. Termino mi carrera jugando en el Celta'», comenta. No descarta volver en el futuro y tiene claro que nunca dejará el deporte, pero físicamente, se veía ya «muy quemado».

El sueño de vestir de celeste

Para él, vestir la camiseta del Celta fue «un sueño». «Mi padre es un gran aficionado, benefactor de la Fundación. Me llevaba desde los tres años y siempre que podía, me quedaba después para que me firmaran la camiseta. Era la época de Mostovoi», relata. Guarda la ropa y explica que ver el escudo en su pecho era «una sensación que verdaderamente merece la pena». Está agradecido al club por la oportunidad y feliz de haber coincidido con «grandes profesionales». Aparte de que los horarios le permitían compaginar con el resto de sus obligaciones.

Rey comenzó a dar clases en la universidad con 22 años y las compatibilizaba con el máster, con el grupo CIP y con el fútbol. «En cuanto terminé la carrera, no me perdí ningún entrenamiento», asegura. Porque antes, admite que en vísperas de un examen sí podía haber alguna ausencia por su parte. Se queda con un recuerdo inmejorable. «Lo que significa el Celta para los vigueses es difícil de describir y para mí, en concreto, también. Tengo en la retina, por ejemplo, el gol del empate 3-3 de Iago Aspas contra el Barça y haber llevado la misma camiseta que él es indescriptible», valora.

Rey dice ser «muy autoexigente» y de ahí que la presión en el fútbol la sintiera más en los inicios que según fue creciendo. «Busco la excelencia en cualquier cosa y de pequeño, me suponía mucha presión ir a jugar. Quise dejarlo, pero mis padres me animaron a seguir y, a partir de ahí, nunca me lo volví a plantear». El fútbol, agradece, le ha enseñado y le ha divertido. «Los momentos de presión no son agradables, pero sabía que era bueno para mí. Una especie de pasión y autoobligación».

El método, clave

Su secreto como estudiante reside en el método. «He convivido siempre con personas que han dedicado más horas al estudio que yo, pero que no por ello han sido más eficientes», analiza. Siempre ha buscado «optimizar el tiempo, dedicar el justo a cada cosa». Deja claro que detrás de sus éxitos académicos hay mucho esfuerzo y determinación. «Me ha costado. No he llegado porque soy listo y qué guay. Ha sido algo trabajado».

«Giráldez es un entrenador top; llegará a Primera»

Pedro Rey estuvo a las órdenes de Claudio Giráldez en el Gran Peña antes de que este se convirtiese en segundo filial del Celta —ya con Bajcetic—. Se deshace en elogios para el técnico porriñés. «Sabe ver las virtudes de cada uno, es un entrenador top y, dada su juventud, no tengo ninguna duda de que llegará a Primera», pronostica. Destaca «el nivel de trabajo, de detalle que tenía ya en Preferente». «La sensación era que llegábamos al vestuario, y él tenía una solución para cada circunstancia. Luego, podía no salir bien la ejecución, porque los recursos que tenía éramos nosotros (ríe), pero siempre había un buen plan».

Revela que les preparaba informes del equipo rival cada semana, jugador por jugador, y les transmitía a la perfección cómo se planteaba el ataque, en bloque alto, bajo, las transiciones, el balón parado... «Lo analizaba todo. Y estoy hablando de Preferente -insiste-. Que no te vas a poner a hacer cosas raras en esa categoría, pero la preparación física era hasta divertida, con mucho balón», detalla. Y añade que Giráldez es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y «sabe de lo que habla», aparte de ser «inteligente, con muy buen carácter y capacidad para manejar bien el grupo».

Apostar todo a una carta

Rey explica que ha tenido compañeros que cuando llegaban a primero de carrera y entrenaban con el Celta B, no podían ir a la universidad porque no les daban turno de tarde y pide más facilidades. «Hay limitaciones con los turnos y los horarios, no te facilitan el aula virtual», comenta. También hay jugadores que creen que es mejor apostar todo a una carta y no siguen estudiando. «En un vestuario, hay personas y situaciones de todo tipo. Yo no he hecho nada que no pudiera hacer otra persona, pero sí he tenido el consejo de una voz adulta que me guiaba», señala sobre su entorno familiar.