Justicia poética para el Celta en Anoeta (1-1)

GRADA DE RÍO

Juan Herrero | EFE

Los vigueses empatan en el feudo de la Real Sociedad en el minuto 94, jugando con uno menos y tras dilapidar media docena de ocasiones

18 feb 2023 . Actualizado a las 16:17 h.

El Celta remó en Anoeta hasta que alcanzó el premio en el último suspiro, en el 94 y marcando con un tanto en propia meta de Le Normand, jugando con uno menos y después de ver cómo media docena de ocasiones claras le impedían nivelar el marcador ante una Real Sociedad que demostró sus galones pero que no fue superior a la tropa de Carvalhal. El empate suena a justicia poética y confirma la recuperación de un conjunto vigués que completa el Tourmalet de principios de año con siete puntos sobre 12 posibles.

Y eso que la cosa no comenzó nada bien porque si al mejor equipo de la liga (Carvalhal, dixit) le regalas un gol a los cuatro minutos, la tarea de sorprenderle a domicilio se convertía en hercúlea. Eso fue lo que hizo el Celta a los cuatro minutos en Anoeta. Después de una buena puesta en escena y tras un aviso de Carles Pérez, un fallo en cadena permitió a Mikel Oyarzabal celebrar el gol que le colocaba como máximo goleador histórico de la Real en compañía de Kodro. Fran Beltrán resbaló ante el indetectable Kubo, ninguno de los zagueros interceptó el balón y el eibarrés remató al primer palo y se encontró con la colaboración de Iván Villar para que el balón terminase en el fondo de las mallas.

El tempranero 1-0 dio paso a un partido de alternancias. Con la Real demostrando que podía combinar la pausa en campo propio a través del juego en corto con el vértigo cuando Kubo se asociaba en ataque. Sin embargo, el Celta evitó las pérdidas que pudieran derivar en una contra y los txuri urdin no pusieron a prueba a Iván Villar en el resto del primer tiempo.

Tampoco hizo mucho el Celta por perturbar a Remiro, porque en la mayoría de las llegadas erró en la toma de decisiones, especialmente en un balón franco para Luca de la Torre en la frontal, que el americano descartó golpear. Antes, se había cegado de balón cuando Aspas estaba solo en el corazón del área. El único remate a portería fue un cabezazo de Larsen que atrapó Remiro tras un buen centro de un incisivo Javi Galán. El noruego también rompió el fuera de juego en un pase filtrado por Mingueza pero el portero donostiarra tapó todos los huecos en su salida.

La segunda mitad fue una sucesión de oportunidades del Celta, con once y con diez jugadores, y ante una Real que se empeñaba en anestesiar el partido para que pasasen los minutos.

El regreso del vestuario fue ilusionante. Mingueza golpeó el rechace de una falta en el lateral de la red y Aspas cabeceó el balón al palo después de una mala cesión de Rico que no pudo atajar Remiro. Poco después Carles Pérez remataba fuera una contra fulgurante ejecutada por Luca de la Torre.

El frenesí celeste se vio frenado con una colección de amarillas (cuatro repartidas en un suspiro) y recibió un golpe letal cuando el recién aparecido Tapia vio dos amarillas por una entrada y la posterior protesta. Con uno menos ante semejante rival todo parecía alinearse en contra ante una Real que pudo sentenciar con una volea ajustada de Zubimendi y con un uno contra uno de Oyarzabal del que salió airoso un Iván Villar que poco después terminó de redimirse con una buena parada a un disparo ajustado de Kubo.

Sin embargo el Celta resurgió en la recta final de la contienda y en su ofensiva pasó de la frustración superlativa a la fiesta. Seferovic, que jugó toda la segunda mitad, cruzó demasiado el balón en una contra, Aspas no acertó a resolver una contra tras un robo y un excelente pase de Gabri Veiga, Iago volvió a errar ante Remiro y un bloqueo negó el gol a Óscar Rodríguez. Pero ese balón generó un córner que tras un despeje inicial derivó en una segunda jugada que terminó con un centro tenso y envenenado de Aspas que Le Normand acabó por convertir en gol para el Celta en su intento de despeje. Un premio más que merecido.