El que fue director deportivo del club vigués habla del modelo a la hora de fichar y de nombres como Maxi, Lobotka, Emre Mor o Jensen
03 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El actual director deportivo del Levante, Felipe Miñambres, que lo fue del Celta entre el 2016 y el 2022, concedió una entrevista a Arquitectos La Liga en la que habló, sobre todo de su rol actual. Sin embargo, abordó diferentes experiencias de su trayectoria que le llevaron también a contar algunos detalles de su paso por el conjunto vigués.
Una de las referencias llega cuando habla de los cambios de entrenadores. Cuando llegó a Vigo, venía de «no cambiar casi nunca», pero en el club celeste fue diferente. «Me tocó que hubo un par de temporadas en que las cosas no iban bien. En esos cambios, lo que intento es ayudar, que encuentren apoyo, que estén tranquilos y tengan los menos problemas posibles», señala. Comenta que se ha llevado bien con todos los técnicos que ha tenido, tratando de estar más cerca de ellos en momentos complicados que en los buenos: «Entiendo la soledad del entrenador».
Diferencia el maragato entre técnicos que quieren ser más influyentes en los fichajes y otros que se mantienen más al margen. El modelo del Celta era diferente al del Rayo Vallecano. «En el Celta hay que poner a muchas partes de acuerdo, tratar de adecuar entre todos: club, dirección deportiva, entrenador. El proceso es más lento y no es fácil», describe. Recuerda a Juan Carlos Unzué como un técnico que analizaba las opciones que le daban y no ponía problemas, aunque no dice nombres del otro modelo.
Reflexiona, asimismo, sobre que hay jugadores para los que es más importante que para otros encontrar un contexto favorable para crecer. Lo ejemplifica con Stanislav Lobotka: «Con Unzué era la leche; luego vino otro entrenador con el que tuvo menos protagonismo. Con Mathias Jensen, pasó lo mismo. Con los cambios de entrenador, a veces se busca la inmediatez de salvar una situación y no encajan bien las cosas», ahonda.
En relación al eslovaco revela también que para Miñambres fue clave su actuación contra Inglaterra sub-21, un partido en el que se «manejó a su antojo» frente a un rival de entidad. «Él tiene que estar en un contexto donde un mediocentro de sus características se pueda desarrollar. También llegó al Nápoles y no jugaba y ahora va a ser campeón de la Serie A». Menciona, asimismo, que un jugador con más nombre como Emre Mor, «que venía de un gran equipo como el Borussia, no acabó de salir bien. Intervienen muchos factores».
Considera que Maxi Gómez fue el jugado fichado por él que más se revalorizó. Y eso que recuerda que ya lo podían «haber vendido el primer año» y lo hicieron al segundo. Reivindica que el talento está en todas partes. «En la Liga somos un poco de menospreciar lo de otros sitios. Si viene un japonés o un norteamericano, se pregunta cómo se trae a esos jugadores», dice. Y cita a Jensen como un futbolista que no jugaba con ellos y que llegó a la Premier y a la selección absoluta: «A veces, no damos el contexto para que el talento se desarrolle y pasa en otro sitio».
Miñambres también se detiene en la trascendencia que pueden llegar a tener momentos puntuales en una carrera o en el devenir de un equipo. «Con el Celta estuvimos hasta el último momento (para salvarse). Óscar (Rodríguez), con el Leganés, falló solo una ocasión al larguero y en ese momento, Iago Aspas, contra el Espanyol, tiró al palo y se fue fuera. Son momentos puntuales con importancia en el futuro», sostiene. Como la semifinal celeste en Manchester: «A Beauvue le dio por pasarla a Guidetti en vez de tirar cuando estaba solo y el gol era mucho más fácil. Igual nos hubiera llevado a la final», lamenta. Es consciente de que «el fútbol es un juego y en todo juego interviene la fortuna. Uno hace su trabajo para que intervenga lo menos posible, pero claro que lo hace en momentos puntuales».
Otra reflexión que deja, sin hablar de casos concretos, es la de la importancia de los entrenadores para que la cantera tenga presencia en los primeros equipos de La Liga. «El tapón o la salida te la dan los entrenadores del primer equipo. Los hay que miran (a los canteranos) y otros que no, que tienen que ser muy buenos para poder salir», apunta.