El excéltico participó con los canteranos celestes en la Liga Promises
20 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Alevín revelación», escribía la mujer de Toni Dovale en Instagram junto con una foto del exjugador del Celta vestido con los colores del club vigués casi diez años después de su adiós a la entidad. Con motivo del trigésimo aniversario de La Liga Promises, se decidió que cada equipo alevín participante estuviera acompañado por un jugador o exjugador profesional, que en el caso del cuadro vigués, fue el canterano. Él habla de esta experiencia como «un regalo con el que no contaba».
Dovale, que colgó las botas obligado por una lesión hace pocos meses, recibió la llamada de Álex Otero invitándole a participar. No lo pensó y todo salió a pedir de boca. «Había jugado dos veces con el Deportivo el torneo de Brunete y una con el Barcelona en el internacional. Lo último que esperaba era una cuarta vez», expresa. Lo afrontó con ilusión y disfrutando cada minuto. «Fue un regalo más para mí que para los chicos», recalca.
Por edad, los chavales no podían acordarse del coruñés como céltico, pero estaban al tanto de quién era. «Sus padres sí tienen edad de acordarse (risas) y Borja, su entrenador, también les comentó», señala. Los vio «superilusionados» y él compartía ese entusiasmo, teniendo claro cuál era su papel. «Tenía que empatizar con ellos, hacerles ver que lo importante es competir, participar y divertirse, venga el resultado que venga, que no es lo más importante», enfatiza.
Ante las críticas por lo novedoso del formato, les quita importancia porque «estamos en una sociedad en la que, hagas lo que hagas, siempre habrá a quien no le guste». Aclara que los adultos solo jugaban los cinco primeros minutos de cada parte y con unas premisas innegociables: «Los protagonistas eran los niños y se trataba de ayudarles y hacerles sentir cómodos», indica. No había duda de que «el torneo es para ellos y se trata de respetar la competición, no desvirtuarla, influir lo menos posible en el resultado, acompañarles, darles seguridad y dejarles pequeños detalles que les puedan ayudar en el futuro».
Feliz de reencontrarse con muchos compañeros de los demás equipos con los que ya había coincidido, incide en que todo lo vivido fue «un lujo» y destaca el nivel de los alevines celestes. «Los que brillaron fueron los niños, salió bien y me quedé sorprendido del nivel que tenían. El Celta trabaja la cantera con muy buen criterio y grandes profesionales», constata. Volver a vestir de celeste fue «muy bonito».
«La rodilla no respondía y surgió la representación»
La faceta de futbolista profesional ya es pasado para Toni Dovale, lo que hizo «aún más emocionante» volver a vestir la camiseta con su mismo dorsal, el 20, del equipo que considera su «casa». Ahora, está metido en el mundo de la representación, algo que le gusta y le permite mantener la vinculación con el deporte que ama «cerquita del campo aunque ya no pueda ser dentro».
No era una opción que llevara tiempo pensando, pero apareció a raíz de las múltiples experiencias que tuvo como jugador por todo el mundo y que le permitieron hacer muchos contactos. «No lo busqué. Fue surgiendo y se convirtió en mi trabajo», desgrana. Y ya en exclusiva desde que puso fin a su paso fugaz por el Coruxo. «Mi idea era volver a Asia cuando tuviera ocasión, pero la rodilla no respondía, no acababa de estar del todo bien mientras que el tema de la representación empezaba a crecer. Decidí dar un paso al lado y buscar otros objetivos», señala.
No fue algo traumático. Aunque le tocó dejar lo que más le ha gustado hacer toda la vida, señala, lo afrontó como vino. «Al tener otros proyectos y estar ocupado, no he sentido ese vacío o soledad que aparece a veces tras el deporte», expresa. Además, de su carrera se lleva muchos amigos y momentos de disfrute. Una carrera en la que el Celta ocupa «un lugar fundamental».
Del equipo vigués añade: «Lo considero mi casa y así me lo hacen sentir cada vez que estoy con gente del club. Me dieron una educación, la oportunidad de convertirme en futbolista profesional, tengo grandes recuerdos y amigos de mi equipo en el club». No pasa por alto que vivió de todo: «Hubo momentos bonitos y otros duros que forman parte del camino y sirven para aprender. Los momentos complicados también los recuerdo con cariño porque es de los que más aprendí».