El club anuncia que ha adoptado esta decisión «tras analizar las alternativas jurídicas» y en consonancia con los valores de la entidad después de que se ratificara la condena al futbolista por abuso sexual
05 ago 2023 . Actualizado a las 14:38 h.El Celta ha comunicado este viernes que ha «tomado la firme decisión de extinguir unilateralmente el contrato de trabajo del jugador Santi Mina». Se ha adoptado esta determinación «tras analizar minuciosamente las distintas alternativas jurídicas disponibles, como el club anunció el pasado día 19 de julio tras el pronunciamiento del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía». Este ratificó la primera condena a cuatro años de cárcel por abuso sexual. Los hechos se produjeron en Mojácar en el 2017, cuando el canterano céltico era jugador del Valencia.
En un comunicado, la entidad expone que «cuenta con el decidido respaldo de LaLiga», y añade que esto «refrenda sin ningún tipo de duda la postura inicial del club, ya que desde el primer día la entidad celeste subrayó que los valores del RC Celta están por encima de todo y que el club los defendería hasta las últimas consecuencias, incluidas las repercusiones que pudiera tener en la planificación deportiva».
Por último, dicen que «el Celta es un club centenario nacido de un acto de ejemplar generosidad y a lo largo de su historia ha demostrado en infinidad de ocasiones su inquebrantable compromiso con la sociedad y la defensa de unos valores que ya son seña de identidad del club».
Santi Mina regresó al Celta, su club de formación, en el verano del 2019, como parte de la llamada Operación Retorno en la que se recuperó a varios futbolistas con pasado celeste previo. En ese momento, el vigués ya tenía la causa judicial abierta y el propio presidente del club, Carlos Mouriño, admitió tiempo después que había sido una equivocación no haber incluido una cláusula que recogiera el supuesto de que fuera condenado.
A los pocos meses de su vuelta, además, el máximo accionista apelaba a la presunción de inocencia y revelaba lo que les transmitía el jugador: «Él dice que está tranquilo y que no tendrá consecuencias para él. Nosotros no tenemos por qué no creerlo hasta que salga el veredicto del juez». Al mismo tiempo, hablaba de tolerancia cero con hechos como los que habían sido objeto de la denuncia al delantero.
En marzo del 2022 tuvo lugar el juicio y durante los casi tres años que mediaron entre su fichaje y ese momento, Mina desarrolló su trayectoria en Vigo con normalidad y el club siempre apeló a esperar a que la justicia dictara sentencia. Sucedió el 4 de mayo, cuando fue condenado a prisión y el club le abrió un expediente y le apartó. Ya no volvió ni volverá a vestir la camiseta del Celta en partido oficial, pero sí entrenó en las instalaciones del club tanto el pasado verano como en este. La temporada pasada estuvo a préstamo en el Al Shabab de Arabia Saudí.
La Audiencia Provincial de Almería, que absolvió al acusado de agresión sexual, sí consideró, al mismo tiempo, que quedó probado el abuso sexual en junio del 2017 en Mojácar después de que la víctima facilitara en la vista oral «un testimonio rotundo, abundante en detalles y coincidente en lo sustancial y esencial con lo que previamente había manifestado en sede policial y en sede de instrucción».
La resolución remarcó, además, que el testimonio de cargo quedó «corroborado por distintos y definitivos elementos probatorios», entre ellos, el informe médico-forense que detalló lesiones extragenitales y genitales consistentes en equimosis y el pericial psicológico reveló que presenta sintomatología ansiosa y depresiva grave relacionada con los hechos, «habiendo resultado muy afectada su vida cotidiana, sufriendo trastorno de estrés postraumático crónico directamente relacionado con los hechos».
En cuanto a Mina, la sentencia recogía que en su primera declaración «negó de forma categórica haberla tocado siquiera», cambiando de relato según aparecieron pruebas que contradecían sus palabras. «Solo al encontrar ADN suyo en la cavidad vaginal, se ve obligado a modificar su versión de los hechos y reconocer que existió penetración vaginal». De ahí que se hablara de «poca credibilidad», ya que «resultaba cambiante en función del devenir de las diligencias», frente a la «coherencia» de la narración de la denunciante.