La gran crisis del Celta señala a Rafa Benítez

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

ELOY MARTÍ FONOLLOSA - LOF

El equipo vigués llega al parón con once jornadas en descenso, con una alarmante falta de identidad en el juego y con el rendimiento del plantel bajo mínimos

22 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta no sabe a lo que juega, colecciona derrotas (9 en 18 partidos, el 50 %), solo les ganó a los dos últimos clasificados y está instalado en la zona de descenso desde hace once jornadas. Los números y el fútbol ponen contra las cuerdas a Rafa Benítez y al primer proyecto de Marián Mouriño, que la semana pasada cerró filas con el madrileño mostrando su convencimiento de que sería capaz de sacar la nave adelante, algo que cada vez parece más difícil. Por el momento, el técnico sigue siendo el hombre del proyecto, pero nadie puede aventurar qué pasará si la sangría no se detiene después de un parón que los célticos afrontan en penumbra. Hay voces que apuntan a que no saca todo el rendimiento a una plantilla que, por límite salarial, debería estar en mitad de la tabla.

LOS NÚMEROS

13 puntos de 54 posibles

Los números del Celta son una ruina. Disputados 54 de los 57 puntos de la primera vuelta, solo fue capaz de sumar 13, con dos triunfos y siete empates frente a nueve derrotas. El equipo no ha cortado su sangría de goles (1,5 por partido) y no ha terminado de exprimir los 18 tantos que lleva a favor. De hecho, en tres ocasiones marcó dos o más goles y no puntuó (ante el Barcelona, Athletic y Villarreal).

DESCENSO

Trece jornadas en la zona roja, once consecutivas

El Celta ya se ha habituado a vivir en la zona de descenso. Lleva más tiempo entre los tres últimos que el territorio seguro. Estuvo en la zona de descenso en la primera y en la tercera jornada y volvió en la octava para quedarse. Desde entonces, enlaza once jornadas consecutivas como antepenúltimo.

JUEGO

Del «merece más» a un proceso de involución

Cada rueda de prensa previa del entrenador rival se repetía la misma canción: «El Celta merece más puntos de los que lleva». Porque su juego estaba por encima de sus resultados y el equipo competía durante 80 minutos con cualquiera, aunque luego se desmoronaba en la recta final por errores propios o por decisiones del VAR. Desde hace un mes, el equipo ha perdido chispa balompédica. Le cuesta horrores gobernar los partidos e incluso se quedó sin la salida al contragolpe defendiendo en bloque bajo.

EL ENTRENADOR

La cúpula mantiene la confianza en Benítez

Benítez está en el ojo del huracán para muchos, pero no para la cúpula del Celta, que le sigue estirando el crédito. La nueva dirección del club prometió no ponerse nerviosa si se encadenaban malos resultados, pero ni por asomo podría imaginar semejante inicio de temporada. En cualquier otra campaña, con sus números, el entrenador estaría fulminado, pero Marián Mouriño quiere mantener al madrileño a toda costa. El Betis, para cerrar la primera vuelta, y la tercera eliminatoria copera pueden ser un excelente termómetro.

 

JUGADORES

Una plantilla con carencias, pero muy lejos del rendimiento esperado

Una de las grandes preguntas es si Benítez le está sacando el rendimiento esperado a la plantilla, porque asumiendo que el Celta tiene importantes carencias en determinadas zonas del campo, existe la duda generalizada de si los futbolistas están rindiendo conforme a lo esperado. Salvo casos contados, como Larsen, Starfelt o Bamba antes del último parón de selecciones, todo el mundo esperaba una mayor aportación de los futbolistas. El Celta tiene un tope salarial de clase media, algo que no se corresponde con su clasificación actual. Del mismo modo, entran dudas con el acierto en los fichajes tras 41 millones de inversión, aspecto este que afecta directamente a un Luís Campos que sigue desaparecido y que filtra en París no que tiene claro seguir siendo asesor externo en el Celta.

EL ESTILO DE JUEGO

Del fútbol combinativo a dejar el balón en un segundo plano

El cambio de identidad del Celta es radical. Dejó la posesión y el juego combinativo para abrazar el contragolpe que quería Rafa Benítez, pero la idea tampoco está cuajando y, por momento, parece que invita a la confusión, como demuestra el partido de Villarreal. Defendiendo en bloque bajo y esperando al rival en el primer tiempo, el equipo vigués fue un desastre y cuando decidió mostrar su cara más ofensiva, estuvo cerca de igualar un 3-0 adverso. En el primer tiempo se echó en falta la intensidad necesaria. El equipo salió indolente y lo pagó.