Garcés, futbolista antes de nacer

X.R.C. VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

Comenzó a jugar a los 4 años. Brilovsky, un argentino del América fue su ídolo, estudió en Inglaterra y en el Liverpool supo que los banquillo no eran para él

28 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó al fútbol antes de nacer. No es un frase hecha, sino que la pronunció en una ocasión Marco Antonio Garcés Ramírez (Ciudad de México, 1972), el nuevo director de fútbol del Celta, que llegará a Vigo en los primeros días del próximo año. No estará esta tarde para la vuelta al trabajo de los celestes.

Marco nació con un balón cosido al brazo. Su abuelo fundó el Club América, formó parte de la primera selección mexicana y estuvo en el elenco que disputó los Juegos Olímpicos del 1924 y 1928. Su padre siguió los mismos pasos y el tercer Garcés fue inscrito en una escuela de fútbol a los cuatro años. A los 15, la edad mínima entonces, se inició como federado en el Cruz Azul. Comenzó como delantero «porque si empiezas más atrás, terminas de fotógrafo», comentó en una charla.

Su primer gran ídolo fue Daniel Brailovsky, un delantero de larga melena y medias bajadas que lideró el ataque del América entre 1982 y 1985. De niño, no se perdía ni un partido del América y si no había tele, le gastaba la batería al coche de su padre escuchando la narración por la radio. Patricio Hernández, otro argentino de pelo largo, centrocampista del Cruz Azul, fue otro de sus jugadores de referencia.

Marco Garcés fue uno de los niños prodigio del fútbol formativo mexicano. Él mismo reconoció que las expectativas que creo estuvieron muy por encima de la realidad cuando llegó al fútbol profesional. Aun así, ganó media docena de títulos y fue internacional absoluto.

Siendo futbolista, se convirtió en un voraz lector de fútbol, costumbre que mantiene intacta. Por una publicación se enteró de que Inglaterra había una carrera llamada Ciencia y Fútbol y cuando puso fin a su etapa como profesional, cogió la maleta y se marchó a estudiar. De un modo paralelo, hizo el curso de entrenador en Inglaterra y en Italia y comenzó a entrenar en la cantera del Liverpool. Ahí se dio cuenta de que el banquillo no era lo suyo. «Ni era mi vocación ni tenía carácter, por eso decidí apoyar desde otro lado». Por esa vía comenzó con su trabajo de ojeador en el Manchester United, hizo lo propio en su vuelta a México, comenzando por la base y subiendo peldaños hasta llegar a la dirección deportiva del Pachuca.

Desde el primer momento, Marco Garcés tuvo claro en los Tuzos que la dirección deportiva debía ser multidisciplinar (fisiología, biomecánica, nutrición, psicología, administración...) y abarcar a toda la base, una estructura que pretende replicar en Vigo.

El nuevo director de fútbol del Celta nunca perdió el contacto con Europa y fue él quien le recomendó la contratación de Chicharito Hernández al Manchester United. A partir de ahí, se le abrieron las puertas del viejo continente y terminó haciendo importantes transacciones como la del Chuky Lozano. Además, provocó una fiebre de ojeadores en el fútbol mexicano buscando nuevas perlas.

Marco se declara como defensor de apostar por un sistema definido de juego —«lo primero es manejar uno muy bien»—, aunque sin hacer ascos a otras alternativas. En cuanto a su relación con el primer entrenador, pretende ser claro ante todo, no meterse en cuestiones tácticas y rodearse de la mejor estructura posible para conseguir los resultados. En este caso, conoce a Benítez de su época en el Liverpool. «Puede desafiar las ideas de un entrenador, no sus decisiones», dijo de un modo explícito.. A nivel personal, Garcés antepone el trabajo y la profesionalidad a cualquier otro concepto.