El Celta mantendrá su fuerte apuesta económica en el área deportiva

X.R.C. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Pendiente el finiquito de Benítez, el club descarta pedir un crédito para ese gasto extraordinario y no hace cábalas sobre un hipotético déficit

17 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La hoja de ruta en clave económico-deportiva no cambiará la próxima temporada en el Celta pese a la alteración económica que puede suponer el finiquito de Rafa Benítez, un gasto extraordinario que no estaba contemplado en el presupuesto. Aun así, el club descarta recurrir a un crédito para tapar ese agujero y, a día de hoy, se remite al presupuesto aprobado en su día como objetivo para cerrar el ejercicio económico.

La situación de esta temporada no desviará uno de los pilares de la gestión de Marián Mouriño al frente del Celta: el destinar todos los recursos generados al campo de fútbol. En ese sentido, el club trabaja con la premisa de mantener una política económica consistente en el apartado deportivo, lo que se puede traducir (en caso de permanencia) en mantener las cifras más altas de la historia del club: 81,3 millones de euros para límite salarial de un presupuesto global de 103 millones de euros.

En este apartado, el club no tiene, por el momento, una previsión de déficit derivado del despido de Rafa Benítez y dejando abierta la posibilidad de algún movimiento de compraventa antes del 30 de junio, como ya sucedió en las dos últimas temporadas: primero, con Brais Méndez, y después, con Javi Galán y Manu Sánchez. El apartado de ventas en este ejercicio parece completo con la salida de Gabri Veiga, pero tampoco se pueden descartar movimientos a mayores. En el escenario actual, la única guía es el presupuesto aprobado en la junta de accionistas con el 99 % de los votos a favor.

Lo que está descartado es que el Celta pudiese recurrir a una operación de crédito como la que aprobó el Sevilla para intentar cuadrar las cuentas de su temporada. Los hispalenses solicitaron (y ya tienen concedido) un crédito de 108 millones, una cantidad por encima del presupuesto celeste. Descartar la opción de un crédito no significa que la temporada celeste no pueda terminar en números rojos, algo que ya sucedió el curso pasado, con un desfase de 13 millones, y que fue absorbido por los fondos propios de la entidad que en la última década, y pese a los continuos superávits, nunca había repartido beneficios.

La campaña pasada, el apartado de indemnizaciones se llevó 3,5 millones entre el despido de Eduardo Coudet y la rescisión de Santi Mina. Todo indica que las cifras del finiquito de Rafa Benítez serán muy superiores. Una de las dudas por desvelar es si la rescisión del entrenador madrileño se puede prorratear en varios ejercicios o debe ir a la cuenta de resultados del actual. En teoría, dependerá el cierre del acuerdo, que se debe producir, en el peor de los casos, el 30 de junio para no entorpecer la vida futura del club, que estaría atado de pies y manos para poder fichar jugadores e incluso para inscribir al entrenador del próximo curso, sea Claudio Giráldez u otro.

 

La gran diferencia entre el Celta y Benítez aparece en que el entrenador pide cobrar el tercer año de contrato y el club se remite a la cláusula liberatoria de la segunda temporada. Está en juego un año de un sustancioso salario. Además, a la rescisión del madrileño también hay que añadirle la salida de Luís Campos, con medio año de antelación, y la contratación de Marco Garcés como director de fútbol.