Oportunidad celeste para demarrar

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El Celta, arropado por 1.200 aficionados, visita el fortín del Alavés sin Larsen pero con la posibilidad de dar un golpe definitivo a la permanencia

27 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta comienza la jornada con el mayor margen de diferencia con respecto al descenso, seis puntos, y con la posibilidad de dar un golpe casi definitivo a la permanencia en un fin de semana marcado en rojo. El desafío celeste es encadenar, al séptimo intento y trece meses después, dos victorias consecutivas, y para conseguirlo, tiene que convertirse en el primer equipo del pelotón de la supervivencia que gane en Mendizorrotza. Un triunfo en el feudo babazorro garantizaría un salto descomunal en el vagón de la permanencia, habida cuenta que los otros dos grandes rivales por eludir la plaza de descenso que resta por adjudicar, Cádiz y Mallorca, rivalizan entre sí en el Nuevo Mirandilla.

En Vitoria se miden los dos equipos que mejor han rentabilizado los duelos directos. El Alavés es el líder de esa clasificación sectorial con 21 puntos y el Celta el único que solo perdió un partido, y con el VAR como juez en entredicho, en todo el curso. Los vitorianos, en realidad, nunca han sentido el aliento del descenso en su nuca, pero los vigueses se han movido entre la zona roja y la delgada línea del décimo séptimo puesto, un lugar en la clasificación que se ha hecho demasiado familiar en los últimos años.

Esta tarde, con el mayor margen, con el subidón por la goleada ante el Las Palmas y con 1.200 gargantas en la grada quiere acelerar hacia la tierra prometida. Lo harán sin esconderse, ante un rival que presiona y repliegue con natural facilidad y que ha hecho de su feudo el fortín para ampliar su estancia en Primera. Los vigueses esperan una estampida albiazul en los primeros minutos y no quieren colgarse del larguero, sino responder con el balón en los pies buscando el arco rival. Al menos, eso se deduce de las palabras del entrenador porriñés.

Para Claudio Giráldez será su quinto partido al frente del primer equipo, con un mes y medio de trabajo a sus espaldas y con siete puntos de doce posibles como ilusionante bagaje. El entrenador canterano está contento con el rendimiento y con la asimilación de conceptos, pero quiere un partido redondo durante los 90 minutos y hoy sería el día idóneo para conseguirlo.

 

El partido será un test de altura a nivel defensivo. El Alavés vive de los centros y los remates, un aspecto que siempre le ha costado al Celta. También del balón parado, por donde el Las Palmas hizo daño el pasado fin de semana. Si el cuadro celeste es capaz de resistir las embestidas del conjunto babazorro habrá dado el primer paso para buscar la vía más directa hacían la puerta de salida de la zona roja.