Gabri Veiga: «Tu carrera y tu vida las vives tú y creo que ir a Arabia fue lo correcto»

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

«Mi amor por el celtismo es mutuo y siempre vamos a ir de la mano», dice reiterando que quiere volver en el futuro, pero no sabe cuándo se dará

05 sep 2024 . Actualizado a las 15:09 h.

Gabri Veiga (O Porriño, 2002) está al 100 % después de la inoportuna lesión que frustró su progresión en su primera temporada en el Al Ahli saudí. Y eso le ha supuesto el regreso a la selección española sub-21, desde cuya concentración atiende a La Voz pocos días después de que se haya cumplido un año de su marcha de Vigo con un destino que ni él mismo se esperaba. Nunca ha dudado de que tomó la decisión correcta, como nunca lo ha hecho de otra cuestión que no se cansa de repetir: quiere volver al Celta en el futuro. Pero el tiempo dirá cuándo.

—¿En qué ha cambiado Gabri Veiga en este primer año fuera de casa?

—Con la edad, uno siempre madura, y más con un año que ha sido inesperado y peculiar en mi vida. He madurado en algunos aspectos y he valorado mucho más lo que es estar cerca de tu familia, con tu gente, aunque tengo la suerte de que mi novia me acompaña. Estando fuera se valora más lo que tienes en casa.

—¿Cómo se consigue con veintipocos años que a uno no le afecten las críticas por una decisión de la que opina todo el mundo?

—Se hace difícil a veces. Pasas de que nadie hable de ti a ser mediático y también en ese sentido tienes que ser maduro. El verano pasado me ayudó a gestionar las opiniones de los demás y tener claro que la más importante siempre va a estar en casa, es la de los tuyos. Respeto todas las opiniones que vengan desde el respeto, pero es tu carrera y tu vida, las vas a vivir tú y no te puedes dejar llevar por lo que diga la gente.

—¿La clave pasa por estar totalmente seguro de dar ese paso?

—Sí, es eso. Hay que analizar, ser consciente y si estás convencido, es lo que tienes que hacer. Quizás nadie esperaba esa decisión, pero creo que hice lo más correcto y estoy muy tranquilo.

—Decía que nadie lo esperaba. Seguramente tampoco usted unos días o unas semanas antes, ¿no?

—Claro. Nunca se sabe lo que puede pasar en el fútbol. Cuando menos lo esperas, aparece una gran oportunidad que, aunque la gente no lo crea, lo es para mi desarrollo futbolístico, para forjarme, madurar, jugar en un clima nuevo, adaptarme a las circunstancias, aprender de grandes jugadores. Este año tendremos partido cada tres días y es un reto para mí. Hay muchas cosas que la gente no ve, pero que tuve presentes. Podía salir mal o bien, pero el objetivo era ser mejor jugador cada día, trabajar y en el futuro se verá qué pasa.

—«Podía salir mal o bien», admitía. A día de hoy, se deduce de lo que cuenta que para usted ha salido bien.

-Sí. He tenido minutos contra grandes jugadores, compartes equipo también con grandes futbolistas, esta temporada tenemos la Champions, que si ganamos podemos ir al mundial de clubes el próximo verano y afronto la temporada con muchas ganas e ilusión.

—¿Le molesta que se piense que se guio por el dinero?

—Sí, porque en una decisión hay muchos factores. Obviamente, todos los futbolistas miran lo económico, pero ni mucho menos fue lo más importante ni lo único. Basarlo todo en eso es equivocarse. Quien me conoce sabe que no fue la principal razón. Quería crecer como futbolista, aprender de situaciones adversas. En su momento, con lo que tenía, fue la opción idónea.

—La sensación es que el celtismo le apoya mayoritariamente. ¿Temía que no fuera así?

—Sí. A uno le preocupan las opiniones de la gente que quiere y en este caso, es amor mutuo entre el celtismo y yo y siempre va a ser así. Por mucho que haya gente que quiera pensar lo contrario, vamos a ir de la mano y seguro que en el futuro disfrutaremos juntos de nuevo. Es cierto que son mayoría los que me apoyan y estoy muy agradecido.

—Ya asumirá con naturalidad que en cada mercado se le vaya a relacionar con el Celta.

—Sí. Tengo una gran relación con todos ellos. A la presidenta y al anterior presidente les agradezco cómo se portaron conmigo; al director deportivo, a los jugadores... Es como si fuera mi familia, siempre fui un chico de club y siempre lo voy a ser. Tenía un día a día allí, también con trabajadores que son amigos, que se echa de menos y algún día me gustaría volver a compartirlo.

—¿Ha habido opciones reales de volver cedido desde que se fue?

—El runrún siempre está, pero respeto mucho al club donde estoy, tengo dos años más de contrato y en el futuro nunca se sabe. Así como hace años no me veía en Arabia, de momento estoy feliz aquí, disfrutando de mi aventura.

—¿Qué idea de futuro tiene después de esos dos años de contrato?

—Me centro en esos dos años. Nunca se sabe en el fútbol. De momento, estoy feliz con la decisión que tomé y con ganas de esta temporada. Luego, veremos qué pasa. No voy a esconder que algún día me gustaría jugar en la Liga otra vez, disputar la Champions y jugar en el Celta. Lo dije y es lo que siento, pero no sé los tiempos ni cómo se puede dar el futuro. Mi meta, a día de hoy, es ser mejor cada día, futbolísticamente, en lo físico, lo técnico, lo táctico. Después, el futuro dirá y espero que sea bueno para todos.

—¿Cómo llevó que se especulara con que no había salido bien del Celta?

—Me molestó mucho, quizás lo que más, fue lamentable, todo mentiras. Pero también me siento agradecido por cómo respondió el Celta, que es el que sabe todo lo que pasó, y también mi familia lo sabe. Todo el mundo de Vigo puede decir la excelente relación que tengo. También estoy agradecido a la prensa que me defendió, porque en estos momentos en que te atacan sale la gente que te tiene cariño y lo agradezco.

—¿Qué ha sido lo más duro de irse tan lejos y a un lugar con una cultura tan distinta?

—Lo peor sigue siendo el calor. Venir de 21 años en Vigo y meterse a jugar a 42 grados no es fácil para nadie. También el cambio de vida social, tener lejos a la familia, a mi novia cuando tenía que tenía a España... En ese sentido. Pero sirve para madurar y dar más valor a lo que tienes. En casa puedes llegar a sentirte mal, pero estás más arropado. Al final, la casa es la casa y es donde mejor vas a estar.

—¿Ha tenido puntualmente sensación de arrepentimiento o ese pensamiento de «qué hago yo en Arabia»?

—Siempre hay algún momento de enfado, algo que esperabas que fuera diferente. Pero, en líneas generales, estoy contento, satisfecho con el trato y con todo allí. El primer día, por ejemplo, me frustré con la casa, porque me costó encontrarla y eso ayuda a la adaptación. Luego, cuando tenía todo más o menos en orden y creo que podía dar mi mejor versión, una entrada a destiempo y me lesioné. Pero ahí se portaron genial, fuimos a los mejores médicos, me dieron la oportunidad de venir a casa e ir a un centro en Oporto. Estoy muy agradecido y espero que siga siendo así.

—¿Fue complicado a nivel psicológico afrontar la lesión?

—Sí, hasta entonces solo me había roto la clavícula siendo infantil y esta es la más grave. Primero estás con muletas, luego la bota, empezar a andar otra vez... Que si la piscina, la cinta antigravedad... Es un proceso difícil, fueron tres meses difíciles en los que aprendí una visión un poco diferente del fútbol y que también me sirvió para madurar.  Tuve suerte de cómo se portaron y me pude recuperar bien, que es lo más importante.

—¿Le quedó rabia de no haber podido estar en los Juegos?

—Sí, otra cosa en que afectó la lesión. Volví y solo jugué dos partidos desde el banquillo, aunque luego hice una buena pretemporada. No pude asistir, pero quedan muchas por venir y ojalá sea pronto.

—Su regreso a la sub-21 ahora muestra que la puerta estaba abierta. ¿Qué le supone?

-Estoy agradecido de estar aquí, como siempre, de la oportunidad que me da el míster, sobre todo después de la lesión. Hace especial ilusión después de tanto tiempo sin poder estar y a por estos dos partidos.

«Claudio Giráldez es el mejor entrenador que he tenido»

A Gabri Viega se le puso piel de gallina, cuenta, cuando supo que Claudio Giráldez asumía el primer equipo del Celta. Estar a sus órdenes en Vigo sería perfecto en un mundo ideal, pero no sabe si podrá llegar a darse.

—¿Qué puede decir de Claudio Giráldez?

—A nivel tanto futbolístico como humano, con toda seguridad, el mejor entrenador que tuve y tengo mucho que agradecerle por todo lo que me ayudó. Y su cuerpo técnico. Me acuerdo de el que ahora es segundo entrenador del primer equipo, Róber (Fernández), que se ponía a mi lado en las tareas para hacerme ver el potencial que podía tener. Me acuerdo mucho de una charla cuando estaba en el Juvenil B, que es un paso importante que tienes que dar a A, aunque quizás me lo salté porque fui casi directo al filial. Me hicieron cambiar el chip y creerme que podía ser un gran jugador. No me sorprende lo que están haciendo y me alegro muchísimo.

—¿Se conocían de O Porriño o directamente del Celta?

—Si soy sincero, de O Porriño, no. Mis padres sí, porque tienen relación con su madre, pero aunque en el pueblo nos conocemos todo, justo no lo veía mucho por allí o no me fijaba. Hasta que estando yo en el Cadete B, me sube al A y me hace debutar. Luego, estando en el Juvenil B, lo mismo. Incluso la temporada que la rompo, digamos, me acuerdo un entrenamiento y el partido que jugué con él. 

—Si cuando estaba usted con Benítez en el verano del 2023 le dicen que acaba la temporada Claudio arriba, igual no lo habría creído.

—Se veía difícil, pero hubo un cambio de dinámica en el club del que todos los canteranos salimos beneficiados. Se apuesta más por la cantera, se vio en el filial ya la temporada y es más gratificante que un equipo con más veteranía o más resultadista. Le dieron la oportunidad que merecía y el trabajo tiene recompensa. El día que lo anunciaron, estaba camino a Oporto y se me puso la piel de gallina de la alegría que me llevé. Sabía que lo harían genial y en esas estamos. No les veo techo, se lo digo cada vez que estoy con ellos.

—Y con sus excompañeros canteranos será parecido.

—Sí. Me hubiera hecho ilusión compartir esto con ellos, esos momentos en el campo, porque nos conocemos desde bien pequeños, llevamos juntos muchos años con Damián (Rodríguez), Hugo (Álvarez), Miguel (Rodríguez), (Hugo) Sotelo, y salvo con Carlos (que sí jugó), me quedó pena. Pero nadie sabe lo que puede ocurrir, veremos qué pasa.

—¿Se ve a las órdenes de Claudio en el primer equipo del Celta?

—No sé si es factible, pero en un mundo ideal, obviamente, sí sería bonito repetir en el fútbol profesional lo que vivimos juntos en la cantera. Aunque nadie sabe dónde se puede dar ni cuándo.

—Había comenzado los estudios de Periodismo, pero ya comentó que los había dejado, ¿no?

—Por desgracia, sí, y me decepcionó un poco. Ya fue hace dos años cuando decidí aparcarlo porque quería tener todos los sentidos puestos y apostar todo por lo que salió muy bien en aquel momento, que era algo tan importante como jugar en el club de tu vida. Me hubiera gustado compaginar fútbol y estudios, pero se puede decir oficialmente que no soy estudante de Periodismo. Igual en otra vida, en esta ya es difícil. Aprobé una asignatura, lengua castelana, eso ya queda ahí, en el historial, no me lo quita nadie (risas).