Camila Pescatore: «Llevo un mes aquí, pero siento como que soy celtista desde hace mucho»
GRADA DE RÍO
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La autora del primer gol de la historia de As Celtas soñaba con marcar ese tanto histórico: «Lo quería, lo visualicé y salió»
12 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Camila Pescatore (Coro, Venezuela, 2000) inscribió su nombre en la historia de As Celtas al marcar el primer gol del equipo femenino del Celta ante el Victoria CF el pasado sábado. Es una de las dos jugadoras que proceden de fuera de Galicia entre las dirigidas por Vicky Vázquez, pero se ha integrado a la perfección. Futbolista desde los seis años, dice que nunca había sido fanática de un club, pero que se siente como si hubiera sido celtista toda su vida.
—¿Cómo le surge la posibilidad de formar parte de As Celtas?
—Estaba con mi familia de vacaciones y mis agentes me dicen que había llegado interés de parte del Celta, me proponen hacer una videollamada y ese mismo día, me reuní con Xisela (Aranda) y Humberto (Lede). Me presentaron la idea, las metas, la manera en que querían apostar por el fútbol femenino. Cuando te proponen representar a un club histórico, me genera unas ganas increíbles. Me enamoré del proyecto ya en esa videollamada, aunque no tomé la decisión en ese momento. Cuando quise hacer una comparativa con otras opciones, fue muy fácil, las ventajas sobrepasaban a cualquier otra. También me atraía también formar parte de algo que se está construyendo, empezar desde cero y ser pionera.
—¿Conocía al Celta?
—Sí, claro. Sigo la Liga muchísimo y juego al Fantasy. En su momento, tuve a Aspas, a Iván Villar, a Mingueza o a Borja Iglesias. Me hizo mucha ilusión la presentación con él porque fue mi mejor jugador en el Fantasy mucho tiempo.
—¿Cómo fue esa presentación juntos?
—Tenía mi boleto para venir y me dijeron que me iban a presentar con un jugador que llegaba al masculino. Sabía que acababan de fichar a Borja, pero pensé: «Será otro, no me van a presentar con él». Cuando supe que sí, se me subió todo a la cabeza, no sabía ni cómo sentirme, estaba nerviosísima, no por mi presentación, sino por conocer a alguien a quien llevo siguiendo y admirando tanto tiempo. Ya estaba viviendo un sueño con venir al Celta y ser presentada con él lo hizo todavía más ilusionante.
—¿Había estado antes en Galicia o en España?
—Había estado en junio, vine a conocer Galicia porque mi mejor amigo es de A Coruña y di una vuelta, también estuve en Santiago, pero no en Vigo. Aún no sabía que iba a jugar aquí, ni me lo imaginaba. Y eso que sí hablaba con él, bromeaba con si un día podría venir a un equipo de acá y estar los dos cerca. Un mes después, terminé acá.
—¿Cómo fue su aterrizaje?
—Desde que llegué, ha sido todo un sueño, aún no ha parado de serlo. Cada vez se hace más irreal lo que estoy viviendo acá. Cuando llegas a un sitio nuevo, hay que ir adaptándose y conociendo, pero me recibieron con los brazos abiertos, no pudo haber sido mejor.
—Así que le fue fácil sentirse cómoda entre gallegas (Tati Cruz y ella son las únicas foráneas).
—Nunca me había sentido tan a gusto en un equipo tan rápido. Todo el mundo nos arropa, nos hace sentir una más, con los chistes del acento diferente (ríe), pero todo sano. Tenemos muy buen ambiente y al saber que venimos de fuera, el cuerpo técnico es súper especial con nosotras, nos cuidan mucho.
—¿Contaba con ser titular en el primer partido?
—Se me complicó meterme, porque no tuve ficha hasta el cuarto amistoso y tenía por delante a chicas que habían sumado muchos minutos y habían demostrado de lo que son capaces; también estuve semana y media con problemas de espalda. Me costó arrancar y estar en el once siempre es algo que una quiere, pero no imagina hasta que ve su nombre en la hojita. Trabajaba para eso y cuando vi que sí, solo pensé en salir con todo.
—¿Qué significa ser la primera goleadora de la historia?
—Lo soñaba, lo quería muchísimo y lo visualicé un montón, pero jamás imaginas que va a pasar. Estuve toda la semana enfocada en el balón parado, en casa le decía a Tati —que es mi compañera de piso— que iba a marcar; lo pensé la noche anterior; cuando salimos al reconocimiento del campo, me paré mirando a la portería donde luego anoté, cerré los ojos y lo visualicé otra vez. En el partido, cada vez que había un córner, pensaba que ahí venía. Y hubo que esperar muchos tiros de esquina, pero al final salió.
—Besó el escudo en la celebración. ¿Se ha contagiado ya en tan poco tiempo del sentimiento por el club?
—Se ha hecho fácil tener sentimientos hacia el Celta. Tengo poco más de un mes aquí, pero siento como que soy celtista desde hace mucho. Canto Oliveira dos cen anos en gallego con la misma emoción que lo hacen mis compañeras, grito cada gol en Balaídos como si hubiera sido siempre el equipo de mis amores, porque se ha convertido en eso. Me dan escalofríos cuando escucho el himno y veo salir a los jugadores a la cancha.
—¿Y cuál había sido antes ese club de sus amores?
Nunca había sido aficionada de decir «por este club, muero»; veía al Barcelona, pero cuando se fue Messi, me di cuenta de que yo veía a Messi. Me gustan equipos por su estilo, pero nunca he sido fanática de tener la camiseta o ir a todos los partidos. A los 24 años no es mal momento para empezar a ser fanática del Celta.
—La mayoría de sus compañeras estaban arropadas por sus familias en las gradas. ¿Cómo lo vivió usted?
—Mi amigo de A Coruña vino con tres amigos más y también estuvo alguna gente que ya conozco de Vigo, así que tuve ahí a mi club de fans. También hubo gente de Venezuela que trajeron hasta una bandera y me acerqué a agradecérselo.
—Ya contó que no esperaba tal apoyo de la afición.
—Cuando nos comentaron que habían salido alrededor de 5.000 entradas, ninguna se lo creía. En la charla en el vestuario, antes de salir en el calentamiento, nos parecía imposible que viniera tanta gente. Jamás imaginamos que serían más de 6.500 personas. Es más que que una motivación para nosotras sentir ese apoyo, ese cariño. Y les decimos que nos sigan apoyando, que seguiremos luchando por este escudo.
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«Empecé a los seis años siendo la primera niña de mi club»
Pescatore tuvo claro desde niña que quería salir de Venezuela para forjarse una carrera como futbolista. Feliz en As Celtas, no quiere marcar el ascenso como meta.
—¿Cómo está siendo esta semana tras la euforia del debut, ya con el partido contra el Bergantiños en el horizonte?
—Me di mi tiempo el domingo para disfrutarlo, que también es importante disfrutar de este tipo de momentos. Pero el lunes tocaba entrenar, saber que hicimos historia, que fue un día increíble y nunca se va a olvidar, pero que hay que pensar en el próximo y que lo vivido nos sirva de motivación, pero enfocándonos en lo que viene.
—¿A usted le presentaron un proyecto pensado para ascender?
—Me lo presentaron como algo que pudiera dar estabilidad a largo plazo. Siempre es una ilusión y una de las metas que una tiene fijadas, pero hay que ir partido a partido y no se puede dar nada por hecho. Es un equipo nuevo, nos estamos conociendo, iremos creciendo, pero por ahora hay que enfocarse en sacar los tres puntos cada fin de semana.
—¿Cómo es Vicky Vázquez como entrenadora?
—Todas las jugadoras nos llevamos muy bien con ella, es una persona que sabe cómo llevar un grupo, se comunica muy bien, analiza muchísimo cada situación del juego y la información que nos da es buena y certera. Quedé encantada desde el principio con sus charlas técnicas, va muy al punto, se explica muy bien y es muy importante que sea así, que todas estemos en la misma página. Si necesitas algo, te escucha, te da opciones y ayuda mucho al crecimiento de las jugadoras.
—Decía usted tras el partido que la entrenadora no debió de tener fácil para elegir el once por el nivel de sus compañeras. ¿Le sorprendió el talento que hay en el equipo?
—He pasado por muchos clubes y sí que creo que en este las 24 que somos tenemos chance de pelear por estar en el once. Dependerá de situaciones de partido, del rival, y habrá unas que encajen más que otras para cada momento. Pero todas individualmente tenemos la capacidad de estar y es importante, porque la temporada es larga.
—Se vio que tenían muy presentes a sus compañeras lesionadas que no pudieron vivir el debut en el verde.
—Es algo que hemos forjado desde el principio, que acá todas contamos y somos importantes. Vicky, el cuerpo técnico, las capitanas y cada una nos hemos encargado de eso, de hacer sentir a todo el mundo tan importante como el resto. No hay nada más triste que estar lesionada y sentir que ya no importas o no eres valiosa. En As Celtas todas lo somos y esas compañeras tienen nuestro apoyo siempre.
—¿Cómo comienza usted en el fútbol?
—Mi familia es italiana y en la final del Mundial del 2006, mi madre me cuenta que lo vivimos como si estuviéramos en la cancha. En los penales, me fui sola a otra habitación, con la televisión en mudo y llorando de los nervios. Solo tenía seis años. Desde ahí, mis hermanos y primos jugaban al fútbol, también quise y mi familia me apoyó desde el principio. Fui la primera niña en mi club, me fueron abriendo hueco y me lo fui ganando; jugué siempre con chicos hasta los 15 años.
—Ha jugado en varios países, ¿no le dio vértigo en su día irse lejos?
—Lo tenía claro, desde pequeña supe que quería irme fuera a jugar, también por la situación socioeconómica y política de Venezuela, era la opción más viable para tener un futuro. Después de graduarme del colegio, lo tenía claro y no iba con miedo, sino con ganas de comerme el mundo.
—¿Cómo vive la situación de su país, Venezuela?
—Mi familia está fuera de allí, en Estados Unidos, pero claramente, me afecta. Es mi país, donde me crie y crecí, tengo muchísima gente allá y es triste lo que están viviendo. Uno despierta con las noticias y generan impotencia, porque desde aquí poco se puede hacer, pero la gente de allá también está de manos atadas. Siempre estoy rezando y deseando que nos liberemos de eso y el pueblo venezolano pueda ser feliz.