Giráldez, tras renovar: «Estoy seguro de que no será el último contrato»

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

El técnico del Celta firma hasta el 2027 y proclama ambición para el futuro

16 oct 2024 . Actualizado a las 05:01 h.

El entrenador del Celta, Claudio Giráldez, se mostró «muy contento y agradecido» tras renovar su contrato con el club vigués hasta el 2027. En un amplio capítulo de agradecimientos, se acordó de todos los trabajadores con los que ha coincidido en los más de diez años que lleva en la entidad, de sus jugadores, cuerpo técnico y su familia, con mención especial a sus dos hijas, presentes en el acto, y a su padre, fallecido hace once años: «Con toda la caña que me dio en vida, espero que esté orgulloso de lo que estamos consiguiendo». Sin olvidar la confianza y la manera de creer en él desde el principio de Marián Mouriño y José Gainzarain, «fundamentales» en esta renovación.

El porriñés concibe esta ampliación de su contrato como «un paso más», dejando claro que no se conforman, ya que colaboradores y él son «ambiciosos y valientes», lo que implica «asumir riesgos» aunque pueda llevar a errores. «El camino es que sigamos confiando en lo que hacemos. Estoy orgulloso de ser gallego, celtista y entrenar al equipo de mi vida. Todas las partes son igual de importantes de lo que puedo ser yo», señalaba el técnico, esgrimiendo que no le gusta especialmente estar en el centro de los focos y que acepta que apunten a él solo por un día.

Reitera lo fácil que fue alcanzar un entendimiento: «Estoy totalmente de acuerdo con lo que el club quiere hacer, por eso no había otro camino que renovar tan rápido. Lo vemos de la misma manera», indicaba antes de proclamar que espera «responder con toda la dedicación y trabajo» que tiene dentro. En comparación con la presentación de marzo, dice que aquella fue más rápida por las circunstancias —relevó al destituido Rafa Benítez—. «No sabría repetir nada de lo que dije ese día. Estoy igual de feliz y contento, consciente de lo que hago, de dónde estoy y de a dónde quiero llegar». Incide en que «una renovación habla de lo que quieren las dos partes» y han «estado de acuerdo desde el minuto uno», de ahí que haya sido «sencillo, rápido», exactamente como las dos partes habían augurado en las últimas semanas que sería.

Dos años, la duración correcta

En cuanto a la duración del contrato, admite que se contemplaron varios escenarios y este les pareció idóneo, algo que señaló también Garcés. «Soy feliz, soy ambicioso, exigente. Creo que va a ser sencillo volver a sentarnos a hablar (para otra renovación), estamos en permanentemente en conversación y es muy fluido todo lo que pasa entre la directiva y yo». No le da especial tranquilidad ese período por el que firma. «No, es un acuerdo al que llegamos, estábamos cómodos en esa duración, es correcta, perfecta. Tengo claro que no va a ser nuestro último contrato».

Giráldez asegura que vive igual que antes de ser entrenador del primer equipo del Celta y tiene los pies en el suelo. «Me siento con fuerza y energía para dar pasos a nivel deportivo, que es lo que me gusta. Lo que más me cambió es tener dos hijas, que eso cambia la vida muchísimo». Dentro de que asume que siempre se evoluciona, considera que su idea matriz permanece. «Veo el fútbol de esa manera, me gusta ver a los equipos que entreno, cómo entrenamos, cómo jugamos, el ambiente que estamos generando», profundiza.

En lo referente al techo de este proyecto, no es algo de lo que le guste hablar como tal: «No es cuestión de ponernos techo, sino de querer crecer, mejorar, tener soluciones para que el club vaya dando pasos. Las cosas no son casualidad, tienen que ver con el trabajo, con decisiones», considera. Y tampoco quiere parecerse a ningún club en concreto, sino tener señas de identidad propias como tiene el Celta y sí fijarse en lo bueno de otras entidades. «Quiero ser lo que la afición y la plantilla sienten, todo va de la mano y se siente», ejemplificándolo con el logro de vencer con nueve al Las Palmas.

Un cariño espectacular

Giráldez dice que cuanto más tiempo lleva en el Celta, más identificado se siente con el club. Del mismo modo, considera un «lujo» ver entrenar a sus jugadores cada día y también el momento que vive la afición. «Es espectacular ver Balaídos lleno cada fin de semana, el cariño que recibo en la calle, el entendimiento de mis errores», señala quien se considera un entrenador canterano rodeado de canteranos en el cuerpo técnico y la plantilla.