La recesión de Jonathan Bamba

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

La temporada pasada, el jugador del Celta perdió protagonismo tras la Copa África; este curso amenaza con tocar fondo

20 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La temporada pasada, Jonathan Bamba fue titular con Rafa Benítez en los 17 primeros partidos de liga, acaparó casi todos los minutos de juego y se marchó al parón de Navidad con dos goles en su zurrón (uno al Getafe para empatar y otro ante el Athletic que no impidió la derrota). Luego llegó la Copa África y sus prestaciones comenzaron a bajar, una cuesta abajo progresiva que ahora amenaza con tocar fondo, porque con Claudio Giráldez, con nueve titularidades en los 17 partidos disputados, el francés no se estrenó como goleador y su mayor aportación llega en el trabajo defensivo. En ataque no termina de exhibir los galones que se le presuponían a un campeón de la Ligue 1.

«Es un jugador que tiene muchísimas condiciones, que lo tiene todo para encajar en nuestra manera de jugar. Hizo muy buenos partidos en el inicio; luego, otros compañeros le apretaron y estuvieron bien. Confío mucho en su nivel, creo que es un jugadorazo y ojalá nos dé su mejor versión, porque la necesitamos», comentó del internacional con Costa de Marfil Claudio Giráldez el pasado mes de noviembre.

A diferencia de Williot Swedberg, su principal competencia en el zona de ataque por la izquierda, Bamba parece entrar mejor de inicio a los partidos, pero ante el Espanyol salió de cara y tuvo un día gris; luego, no dispuso de minutos en el triunfo sobre el Mallorca y la semana pasada salió desde el banquillo, pero no aportó nada en los 24 minutos que jugó en el Sánchez Pizjuán. Desde el banquillo solo entró en dos ocasiones, síntoma de que el entrenador no parece verlo en un papel de revulsivo que se ajusta más al sueco o incluso a Alfon.

Para Bamba, en el Celta, hay un antes y un después de la Copa África del pasado invierno. El jugador se fue en su mejor momento como celeste, fue el último en volver de su selección, aunque apenas jugó, y llegó a Vigo tres meses después con el equipo con el agua al cuello y un cambio de entrenador en camino. Esta apatía también parece el inicio de un creciente divorcio con la afición, que lo acogió en su día como un jugador de referencia. En este escenario, no sería descabellado pensar en una posible salida en el mercado de enero.