El que fue capitán del filial, que será celtista toda su vida, se enfrenta por primera vez a su exequipo
13 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Diego Alende (Santiago, 1997) se enfrenta por primera vez al equipo más relevante de su carrera. Al que llegó de benjamín, del que se despidió siendo capitán del filial y del que se considera aficionado. Lo hace de vuelta en Primera Federación con el Andorra tras varios años en un fútbol profesional al que pelea por volver con su actual club, donde ya se siente encasa.
—¿Qué le supone volver a Vigo?
—Llegué al Celta cuando era un niño, estuve trece años y volver a jugar en Balaídos, contra el club que me lo dio todo futbolísticamente, es muy especial para mí. Buena parte de mis mejores amigos son de Vigo. Será bonito y especial.
—¿Le suena algún jugador actual del primer equipo o de filial de cruzarse por A Madroa cuando ellos eran niños?
-A alguno sí le recuerdo la cara de entrenar allí. Además, iba en el bus que ponía el Celta, que nos iba recogiendo, y algunos estaban, pero a la mayoría ya no los conozco. A Claudio también me suena verlo, pero nunca me entrenó; veo todos los partidos del Celta y es una pena que no me haya tocado en esa época, porque desde fuera, tiene pinta de que es muy buen entrenador y persona.
—¿Y con Fredi en su primera etapa?
—No estoy seguro de si había subido alguna vez a entrenar. Me acuerdo que era juvenil y él entrenaba al filial, ahí sí que lo tengo más cercano que a Claudio.
—¿Cómo ve a este Celta B al que se van a enfrentar?
—Tienen muy buen equipo, no descubro nada si lo digo. Ahora mismo, la cantera del Celta es de las que están más en forma de Europa y me gusta ver sus partidos y los del primer equipo. Son jugadores con dinamismo, calidad, talento, y forman muy buen equipo. Creo que será un partido complicado, como lo son todas las salidas en esta categoría. Tienen mucho peligro y está el factor de que juegan en casa, donde son muy fuertes. También nosotros estamos en un buen momento y con muchas ganas de que llegue el partido.
—Jugó en Balaídos como local en Copa con el primer equipo en una época en que el filial jugaba en Barreiro. ¿Qué recuerdo tiene?
—Me acuerdo de un partido contra el Cádiz. Era un año feliz para mí, en el que debuté en Primera en Sevilla contra el Betis, estaba en dinámica, subiendo bastantes días a entrenar, y son de mis mejores recuerdos como futbolista. Tenía 18 años, estaba tocando por primera vez el fútbol profesional y cumplí mi sueño de siempre, que era jugaren Primera. Es un recuerdo que me llevaré para siempre.
—Pasado el tiempo, ¿en qué momento está Diego Alende como futbolista y cómo llevó este regreso a Primera Federación -el Andorra descendió el curso pasado-?
—Desde que salí de Vigo, pasé por Valladolid y Lugo, donde viví dos temporadas muy buenas. Luego, me vine aquí, a un club fantástico que estaba creciendo muchísimo en el momento en que firmé. El año pasado, tuvimos la mala suerte de ese descenso, que fue un golpe duro. Tienes que volver a adaptarte, pero yo había jugado muchos partidos en lo que antes era Segunda B con el Celta B y no era una categoría nueva para mí. Sí que me sorprendió que tiene mucho nivel, jugadores conocidos. Viví unas semanas de cambio y ahora estoy muy contento, peleando por ese objetivo que tenemos de volver a Segunda. Creo que estamos en el buen camino.
—¿Tuvo claro seguir en el Andorra?
—Sí. El año pasado fue difícil para mí, jugué doce o trece partidos, no participé mucho. Tuve algunas cosas -para haber salido-, pero creía que era importante que fuera un año de jugar, de sentirme importante otra vez, porque anímicamente no estaba muy bien. Hablé con Jaume (Nogués), el director deportivo, y el míster también me dio muchísima confianza. Era lo que necesitaba y ahora mismo estoy muy feliz, recuperando esa confianza. Me estoy sintiendo bien, que era lo que buscaba.
—Tendrá el objetivo doble de que vuelva el Andorra a Segunda y volver usted al fútbol profesional.
-Sí, está claro. Es el objetivo de todo el mundo que empieza en este deporte y me alegraría que fuera aquí, ascendiendo. Sería muy bonito, porque hay mucha gente en el club a la que quiero, también fue parte importante para que me quedara. Si conseguimos el objetivo, me acordaré mucho tiempo.
—Será casi una segunda casa, el club en que más tiempo ha estado tras el Celta.
—Sí, es mi tercera temporada. En Lugo estuve dos que me marcaron mucho, estuve muy feliz y tengo buenos recuerdos. Pero aquí también noto que estoy feliz en el país y en club, muy cómodo y sintiéndome parte. Me sorprendió, porque era un cambio grande venir aquí, pero estoy súper a gusto.
—¿Cuáles fueron las principales diferencias que se encontró?
-No es que haya tantas, porque al final, estuve mucho tiempo en Vigo, que tampoco es una ciudad muy, muy grande; luego, Valladolid; Lugo... Andorra es un país pequeño, de 90.000 habitantes, tranquilo, con naturaleza, que es la vida que me gusta y más se adapta a mí. No es un país para todo el mundo, pero yo, en particular, estoy muy feliz. Es un sitio muy bueno para crecer como futbolista.
—¿Coincidió alguna vez con Gerard Piqué -es presidente del Andorra-?
—Sí, sí. Desde que llegué, varias veces. Suele venir a presentarse a principio de año, a conocer a la gente nueva, y después, siempre está viniendo a partidos, nos sigue mucho. Hay momentos que puede parecer que no, pero siempre está pendiente y es muy cercano.
—¿Qué le parece desde fuera la política de cantera del Celta de aceleración de procesos?
—Siempre es positivo. Creo que el club siempre lo ha buscado, pero puede haber veces que no se dé en la generación que sea. Ahora están en un momento muy bueno, muchos chicos de Claudio están subiendo, jugando y demostrando que tienen nivel. A veces, para tener la oportunidad, hace falta nivel; hay que verlo desde las dos perspectivas. Pero me alegra ver que el Celta es ahora un ejemplo de cantera para muchos equipos y que chavales que estaban empezando cuando yo estaba allí lleguen a Primera me alegra.
—¿Se quedó en su adiós al Celta con la sensación de que no había tenido esa oportunidad?
—Bueno, el adiós fue un día difícil, que no voy a olvidar nunca. Obviamente, me quería quedar y me hubiera gustado tener esa oportunidad. Pero si ellos vieron que no estaba preparado, había alguien mejor en esa posición o lo que sea, es una decisión de fútbol y hay que comprenderlo y yo lo entendí perfectamente. Sí que me quedó la pena, porque era un club en que quería estar toda la vida, estaba muy a gusto. Por eso recuerdo el final de manera triste, pero sabiendo que es fútbol y que hay que entender las dos partes.
—¿Se considera celtista?
—Claro, lo voy a ser toda mi vida.
—Y es su primera vez contra el Celta.
-Sí, justo lo pensaba hablando el otro día de eso con Brais Méndez -son íntimos amigos a raíz de los años que pasaron juntos en el Celta-, salió el tema y estuvimos bromeando un poco. Yo empecé en el Atlético Fátima de Santiago y llegué al Celta en benjamín de segundo año, sin haber jugado nunca contra ellos.
—Este año tiene como compañero a Lautaro de León.
—Sí, en mi último año en el B, él ya subía a entrenar con nosotros, lo conocía de ahí y me alegré mucho de que viniera. Es una persona increíble, de la tierra, gallego, tenemos una relación buenísima. Me alegré mucho de que viniera, igual que con Alberto Solís.
—Y la temporada anterior, a Pampín. Siempre tiene cerca a algún gallego o excéltico.
—Sí, es curioso que siempre hay alguno por aquí. Desde que llegué al Andorra, siempre tuve algún gallego al lado y se agradece.