El exjugador hace balance de sus años en Vigo, que incluyeron la Champions y el paso por Segunda
24 sep 2019 . Actualizado a las 07:55 h.Sergio Fernández (Avilés, 1977) fue uno de los célticos que continuaron cuando el equipo pasó del cielo de la Champions al infierno de Segunda en la temporada 2003/2004. En total, el central asturiano completó siete temporadas en el conjunto vigués que estuvieron condicionadas en gran medida por las lesiones, pero sin que estas le impidieran convertirse en un jugador importante que guarda muy buenos recuerdos de su paso por Vigo.
-Su llegada al Celta le supuso dejar el Sporting y salir de casa por primera vez. ¿Cómo lo vivió?
-La verdad es que no fue nada duro. A pesar de ser joven y demás, supongo que me ayudó el hecho de que todo fuera rodado desde el principio. Al poco de llegar ya tuve la oportunidad de disputar muchos partidos como titular y debuté en UEFA. De ese primer año, sobre todo, tengo un recuerdo muy bonito, tanto a nivel personal como deportivo.
-¿Y a partir de ahí?
-El balance en general es muy positivo. Venía de Asturias y fueron cinco años consecutivos jugando competición europea, que era a lo máximo a lo que aspira un futbolista joven a nivel deportivo. Me adapté bien a la ciudad, conociendo muchos amigos que mantengo a día de hoy y los recuerdos son muy buenos aunque el final no fuera el deseado o el que me hubiera gustado. Pero eso forma parte del fútbol también.
-¿En algún momento pensó que su estancia sería tan duradera?
-Sinceramente, no. Al ser joven no te marcas objetivos a largo plazo. En primera instancia quería vivir la experiencia, ver cómo se iba desarrollando todo y cómo me iba adaptando. A medida que pasaron los meses y los años cada vez estaba más cómodo.
«El ambiente del partido contra el Lens fue espectacular y la victoria en San Siro, increíble»
-Disputó multitud de partidos de UEFA y algunos de Champions. ¿Hay alguno que se le haya quedado grabado de manera especial?
-No soy muy dado a recordar detalles de partidos concretos, sobre todo de liga, porque son un montón los que llegas a jugar. Y tampoco puedo quedarme con un mejor momento porque fueron muchísimos. Pero sí que a lo mejor de Europa se te quedan más, por ejemplo el que jugamos contra el Lens, con un ambiente espectacular pese a caer en los últimos minutos cuando estábamos a punto de conseguir el pase. Y luego en San Siro, también jugándonos la clasificación que en ese caso sí conseguimos, increíble. Son pequeños momentos que es bonito recordar con la perspectiva del tiempo. Quitando el descenso, todos los años fueron buenos, pero me quedo con los de Fernando Vázquez, por el trato que tuvo conmigo y la manera en que me ayudó.
-¿Fue el entrenador que más le marcó de los que le dirigieron en Vigo?
-También estuve cuatro años con Víctor (Fernández), que luego me llamó para el Zaragoza y que ya en el Celta me inculcó muchas cosas que me ayudaron para el futuro en lo futbolístico. Pero a nivel personal con Fernando Vázquez fue maravilloso. Peleó por que siguiera en el Celta al 200 %, todos los días hablaba conmigo para intentar reconducir la situación y cada vez que estaba disponible me ponía de titular. Tuvo una gran cercanía conmigo y se portó realmente genial.
«Tuve claro seguir tras el descenso; había que asumir los errores y cumplir con la gente a la que fallaste»
-Fue el técnico que dirigió al equipo en Segunda en la temporada 2004/2005. ¿Usted tuvo claro el seguir en el equipo en aquellas circunstancias tras años de éxitos?
-Me pasó lo mismo en el Zaragoza y en ninguno de los dos casos dudé en seguir. Creo que cada uno tiene que asumir sus errores y, al no cumplirse el objetivo de aquella temporada, lo primero es intentar cumplir con la gente a la que le has fallado. En el Celta pude hacerlo porque en la siguiente campaña, en un año muy bueno, conseguimos el ascenso y pudimos devolver al equipo a Primera.
-Entre lo negativo de su etapa celeste estuvo ese descenso, pero también las lesiones...
-Sí, después del primer año tan bueno que tuve, que se había hablado de si me iba a ir a este club o al otro, me rompí la rodilla al poco de empezar la temporada. Me costó recuperarme y lo viví como un palo muy duro, son los peores momentos que recuerdo a nivel individual. En lo colectivo, el descenso sí que es fastidiado, porque cuesta asumir que has descendido y que vas a tener que jugar en una categoría inferior después de años tan positivos. Y luego está el tema del final, que ya fue más en lo personal, pero que se hicieron cosas que no estuvieron nada bien.
-¿Le ha impedido eso guardarle simpatía al club pasados los años?
-No, para nada. Estuve encantado en todas las ciudades en las que desarrollé mi carrera futbolística y Vigo no es una excepción. Fueron siete años y en el último, cuando hablábamos de la posibilidad de que siguiera, yo estaba mirando para comprar una casa en Canido porque estábamos muy a gusto, muy, muy contentos.
-¿Mantiene algún vínculo con la ciudad?
-Estuve el año pasado y en Navidades tenemos planeado un viajecito con unos amigos. No voy con la frecuencia que me gustaría, porque los chavales ocupan mucho el fin de semana, pero en cuanto podemos nos acercamos por ahí.
«Berizzo era de esos futbolistas que ya son entrenadores cuando están en el terreno de juego»
-Coincidió con Berizzo. ¿Le sorprende verle entrenando al Celta actualmente?
-No, porque se le veía futuro en los banquillos, en realidad era de esos jugadores que prácticamente ya son entrenadores cuando están en el terreno de juego. Era muy competitivo, pensando siempre en ganar, ganar y ganar. Tenía facilidad para ver enseguida lo que estaba pasando en el campo, las cuestiones tácticas. Es el típico futbolista que le ves que tiene vocación y que puede ser un gran entrenador. Ahora lo está demostrando con el magnífico trabajo que está haciendo.
-¿Qué otros recuerdos tiene de aquel vestuario?
-Me acuerdo de todos los compañeros, sobre todo de los que eran un buque insignia en aquellos años, como los Karpin, Mostovoi o Djorovic. Todos los años había muy buenos jugadores, muy buen grupo, y destacar a unos sobre otros no sería justo. Creo que, más que las buenas individualidades, que las había, lo que hizo bueno a aquel Celta fue el colectivo.
-¿Mantiene contacto con sus excompañeros?
-La verdad es que estoy completamente desconectado del mundo del fútbol, tengo relación con gente que conocí en aquella época, pero de fuera del ámbito deportivo. Ahora lo único que me une son mis hijos, que juegan el más pequeñito en el Sporting y el otro en un equipo de aquí, de Avilés.
«Se hablaba del fútbol precioso que hacía el Celta, el mejor de la liga, como ahora»
-¿Y como aficionado sigue al Celta?
-No te voy a decir que estoy siempre pendiente, porque mentiría, pero sí que veo algunos partidos cuando me coincide y cuando puedo. Sé que está arriba, logrando buenos resultados, jugando muy bien al fútbol, que es de lo que siempre se hablaba en la época de Víctor, de que era un fútbol precioso, el mejor que se hacía en la liga. Hoy está volviendo a darse así, con futbolistas que hacen muy buenas temporadas. Es un éxito importante después de lo mal que lo pasó el club que haya conseguido recuperarse de esta manera.
-¿Cree que los paralelismos con su época pueden desembocar en un nuevo Celta europeo?
-Cada año es más difícil, sobre todo por el tema del presupuesto. Pero el Celta ha sentado unas bases después de una serie de años haciendo bien las cosas, como pasó en aquella época. Han traído futbolistas que competitivamente están dando buenos resultados y en eso también se asemeja a entonces.