El mensaje, que fue escrito por Sansa en la primera temporada de la serie, es una de las armas más poderosas con las que cuenta Meñique para conseguir sus objetivos
17 ago 2017 . Actualizado a las 14:33 h.Juego de Tronos ha dado tanto giros en sus siete temporadas que, en ocasiones, es difícil acordarse de ciertos detalles de las temporadas anteriores que tienen gran relevancia. El último episodio emitido (si no contamos el que se colgó anticipadamente en HBO España por error), Guardaoriente, está repleto de muchos pequeños detalles que solo habrán sido evidentes para el espectador más atento.
(Atención, si no has visto el último episodio y no quieres enterarte de nada, no sigas leyendo, porque este artículo contiene spoilers)
Guardaoriente, a solo dos capítulos del final de la temporada de Juego de Tronos, estuvo lleno de sorprendentes revelaciones históricas que pueden cambiarlo todo, regreso de personajes casi olvidados o pequeñas bombas informativas que tardan 9 meses en gestarse. Y, entre todos esos eventos, hay también algo gestándose en Invernalia entre Arya, Sansa y Meñique.
Hace un par de episodios, en una conversación entre Sansa, Meñique y el maestre de Invernalia, Petyr Baelish descubre que en el bastión de los Stark se conservan copias de todos los mensajes llegados a través de cuervos.
A Meñique se le enciende una luz y, como siempre, piensa en sacar partido de la situación.
El intrigante personaje piensa, como bien recordó Bran, que «el caos es una escalera», y que es precisamente en los escenarios revueltos en los que se puede medrar y alcanzar el poder y control de las situaciones.
Si hay algo que no le gusta a Meñique son las personas que se escapan a su control, como sucedía con Cersei o Joffrey. Y los Stark recién llegados, Bran y Arya, son impredecibles e inescrutables para el maestro de las confabulaciones. Especialmente Arya, que lo mira desconfiada y alerta.
Así que a Meñique se le ocurre una estrategia. Va dejando pequeñas miguitas de pan envenenadas, utilizando su habilidad para el enredo, para que la pequeña Arya encuentre una peligrosa carta.
¿Qué dice la carta?
Para saberlo, hay que retroceder a la primera temporada de Juego de Tronos, en el momento en el que Robert Baratheon ya había muerto y Ned Stark estaba retenido en las mazmorras de Desembarco del Rey y acusado por traición a la corona.
En ese momento, Cersei llama a Sansa (que todavía pensaba que la vida de palacio era un cuento de hadas) y piensa qué hacer con ella. Meñique también está en la habitación, y convence a la leona de que, a pesar de ser hija de un traidor, «la niña es inocente», a pesar de la oposición del Maestre Pycelle. «Debería permitírsele probar su lealtad», dice el manipulador Petyr Baelish.
Y, en ese momento, Cersei obliga a Sansa a escribir la carta que acaba de encontrar Arya. Esto es lo que dice la misiva:
Robb, te escribo con profunda tristeza. Nuestro buen rey Robert ha muerto, a causa de las heridas ocasionadas por una partida de caza de jabalí. A padre lo han acusado de traición. Conspiró con los hermanos de Robert contra mi amado Joffrey y trató de robar su trono. Los Lannister me están tratando muy bien y me dan todas las comodidades que necesito. Te suplico: ven a Desembarco del Rey, júrale lealtad al Rey Joffrey y evita cualquier conflicto entre las grandes casas de los Lannister y de los Stark.»
Antes de escribirla, Sansa le pregunta a Cersei qué será de su padre, Ned. «Depende de tu hermano y de ti», le contesta Cersei. Es evidente que la joven estaba bajo una terrible presión, y obedecer a la reina era la única oportunidad que tenía de no acabar en un calabozo y, aparentemente, acabar con las hostilidades hacia su familia.
En su momento, y en su contexto, cuando Robb recibe la carta, se muestra sorprendido por las palabras de Sansa y por que llamara «traidor» a su propio padre. Pero el Maestre Luwin le apunta, con gran perspicacia, que en la carta «la letra es de vuestra hermana, pero las palabras son de la reina». Y, por supuesto, hace caso omiso a la misiva.
Pero Arya, recién llegada a Invernalia, carece del contexto para descifrar esa carta. Los últimos recuerdos que tiene la joven de su hermana mayor es que esta anteponía las comodidades de la vida palaciega a su familia. Y, encima, intuye que Sansa quiere arrebatarle la posición a Jon como Rey en el Norte.
Para la pequeña Stark, Sansa estaba, con esa carta, traicionando a su propia familia, y dándole la razón a los Lannister, que tan cruelmente acabaron con su padre, su madre y su hermano mayor.
¿Qué busca Meñique?
La estrategia de Petyr Baelish en Juego de Tronos es, como siempre, despiadada, pero no carece de sentido. Primero, intentó convencer a Bran de que reclamara su lugar como señor de Invernalia con la intención de acabar con la posición de su verdadero rival, Jon, y le hizo un regalo que es toda una declaración de intenciones. Pero, como comprobó, el chaval no parece pasar por el aro.
Después, apareció Arya, con unas habilidades de lucha inesperadas. Y aquí percibió un problema mucho mayor para su estrategia de dirigirlo todo junto a Sansa. Arya (a diferencia de Bran o, especialmente, Sansa) era el ojo derecho de Jon, de modo que Meñique sabe que, mientras la niña siga en Invernalia, es más difícil convencer a la pelirroja de que traicione a su hermano bastardo, ya que Arya acabaría persuadiéndola.
Así que lo único que puede hacer es minar la relación entre las hermanas, sembrar dudas entre ambas. Juega a su favor que, cuando eran jóvenes, las chicas nunca simpatizaron y ahora son poco menos que unas extrañas. La información, como bien le dijo Meñique a Cersei en su día, es poder. Y la falta de ella es una debilidad.
Ahora queda por ver si la jugarreta le saldrá bien o si, por el contrario, la recién adquirida habilidad de Sansa para las intrigas palaciegas y la de Arya para hacerse pasar por otras personas hace que la estrategia vaya en contra del personaje más intrigante de Juego de Tronos.