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Al cantante Raúl los «triunfitos» le dan pena

YANEL TILKE SEIJO / A.L.M.

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El vasco augura que «va a ocurrir lo de siempre» con los concursantes de «OT 2017»

06 ago 2018 . Actualizado a las 17:10 h.

Raúl Fuentes Cuenca, más conocido como Raúl, saltó a la fama en el año 2000 tras participar en la preselección española para el Festival de Eurovisión con la canción Sueño tu boca. El cantante vasco, que participa como jurado en el programa Estando contigo de Castilla La Mancha TV, ha vuelto a la palestra en las últimas horas tras hablar sin tapujos sobre el futuro de los concursantes de Operación Triunfo 2017: «Les daría la enhorabuena pero me dan pena. Va a pasar lo de siempre, se les ensalza como grandes artistas y posteriormente dejan de tener el apoyo de las discográficas, la productora, las televisiones e incluso de su propia agencia de management», según reconoce en una entrevista en el diario El Mundo.

Sin embargo, el cantante admite que le gustaba mucho la voz de Amaia, pero cree que tiene un gran hándicap: haber pasado por Eurovisión. «El tema que presentaron no era el más adecuado para el festival», asegura el cantante. Y, agrega que hoy en día sus seguidores le preguntan por qué no se presenta a Eurovisión, ya que se han repetido artistas: «Muchos eurofans todavía dicen que por qué no fui yo. Mandamos a un Serafín Zuribi, que ya había estado, y con una balada cuando en aquella época ya empezaban de nuevo a despuntar temas más cañeros», asegura Raúl. 

Raúl señala que su paso por Eurovisión ha sido «entrar por la puerta grande. Que me hicieran aquella oferta de preselección, sin ser yo nadie, provocó el lanzamiento de mi carrera», recuerda. El artista cuenta con seis discos de platino y uno de oro, lo que equivale a 650.000 albúmes certificados, según datos de Promusicae.  En la entrevista Raúl también reflexiona sobre la fama y aunque admite que es efímera, «a todos nos encanta sentirnos por un momento la estrella del momento». También tiene su «lado oscuro». «Hay que saber mantener los pies en el suelo para no volverse loco. Yo reconozco que en mis dos primeros años me volví loco. Perdí el control absoluto de mi vida. A cualquier sitio que iba me agobiaba», recuerda.