Zedillo resiste los ataques de la «vieja guardia» del PRI y se desliga de la crisis
INTERNACIONAL
La Iglesia mexicana afirma que el partido oficialista debe acostumbrarse a perder El presidente de México, Ernesto Zedillo, no deja de sorprender. Para salir al paso de las acusaciones en su contra vertidas por los reaccionarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la presidencia de la república emitió un comunicado para deslindar al presidente por la crisis interna que vive su partido tras la derrota electoral del pasado domingo. Nunca antes había sucedido algo así. Los «dinosaurios» (como se conoce al sector más radical) criticaron a Zedillo tanto por su actitud tras el triunfo del conservador Vicente Fox en las elecciones del domingo, como por un presunto intento de cambiar a la actual dirección del partido.
06 jul 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Marco Provencio, el portavoz del mandatario saliente, señaló que Zedillo «ha sido y seguirá siendo respetuoso con las decisiones internas del partido». Fuentes priístas afirmaron que el presidente no tuvo nada que ver con la decisión de la cúpula del PRI de presentar su renuncia, aunque después ésta no fue aceptada por los dirigentes de la formación. En este momento se aprecia más la ruptura entre los dinosaurios y los renovadores. Tanto Zedillo como el candidato Francisco Labastida pertenecen a este último sector, al que los tradicionalistas responsabilizan de la derrota electoral. «Cumplí con mi deber» Es innegable que Ernesto Zedillo ha facilitado, al no impedirlo, la introducción de nuevas reglas democráticas que hicieron que la pasada consulta electoral fuera, según valoración del ex-presidente Jimmy Carter, «casi perfecta». En una comida con notarios celebrada en la residencia oficial del presidente, éste fue llamado «adalid de la democracia». Modesto, respondió que «mi madre decía que cuando uno cumple con su deber no debe ser reconocido. Yo he cumplido con mi deber». Según Provencio, «el PRI tiene que hacer una gran reflexión y mirar hacia el futuro». Añadió que «las voces del PRI que atacan al presidente son las mismas voces que en el partido se fueron quedando atrás, que la sociedad ya no sólo no reconoce sino que no quiere volver a escuchar más». Una de las más destacadas es la de Manuel Bartlett, que ya ha expresado en voz alta que el presidente pasaba a ser uno más dentro del partido. La crisis del PRI, la más grave de su 71 años de historia, no ha pasado inadvertida tampoco para la Iglesia mexicana. El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñíguez, no venció la tentación de pronunciarse sobre el tema y comentó que el PRI debe ir acostumbrándose a perder. El cardenal elogió la actitud de Zedillo, y afirmó que se comportó «como un auténtico estadista» en su discurso de reconocimiento de la victoria de Fox.