Perfil En los últimos 150 años de la historia de Serbia, solo un líder del país ha muerto pacíficamente y en el poder. El único que logró la hazaña se llamaba Josip Broz y era conocido como Tito. Cuando murió en 1980 el país que él mismo ayudara a fundar comenzó su lento deterioro. En ello mucho tuvo que ver Slobodan Milosevic, conocido como el zorro de los Balcanes. Él, que ha llevado a Yugoslavia a la guerra y la ruina económica, tenía anoche las horas contadas como dirigente del país. Después de haber desafiado a las potencias occidentales durante una década, su pueblo le dio el pase definitivo.
05 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Nació en 1941 en Pozarevac, cerca de Belgrado, hijo de un pope que colgó los hábitos y una profesora, ambos montenegrinos. Uno de los talentos que más admiraba el pequeño Milosevic durante el bachillerato era la elocuencia, y a ejercitarla dedicaba muchas horas: estaba claro que de mayor quería mandar. Fue uno de los alumnos más brillantes de su generación en la Facultad de Derecho de Belgrado, de la que saltó a labores de organización en el Partido Comunista, donde tuvo como jefe a Nebojsa Popov, uno de los líderes históricos del liberalismo serbio. Parte importante del perfil es su politizada esposa, la doctora en Sociología Mirjana Markovic, que lidera el partido neocomunista Izquierda Unida Yugoslava (JUL). La pareja, cual leones serbios, vive un amor de adolescencia nunca roto, aunque a ella le pone a temblar que alguien le pregunte en una entrevista si es verdad que tiene tanta influencia como se dice en su marido. «Ni yo en él, ni él en mí», responde Miriana en variante balcánica por negación del isabelino «tanto monta, monta tanto», significando en este caso que ambos toman sus posturas por separado.