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El plusmarquista de la inflación

La Voz

INTERNACIONAL

EL PERSONAJE

09 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

El ex-presidente Alan García se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones al quedar en segundo lugar y con opción de disputarle la presidencia de la república a Alejandro Toledo en una segunda vuelta electoral. Los peruanos parecen haber perdonado a García su desastrosa gestión al frente del país y sus problemas con la Justicia, o quizás, simplemente, lo hayan olvidado. Los votantes sólo han visto al encantador de serpientes que se esconde detrás de este político habilidoso y capaz de provocar el entusiasmo. Alan García Pérez nació en Lima en el seno de una familia de clase media y vinculada a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Se licenció en Derecho y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid con una tesis dirigida por el actual presidente de la Xunta, Manuel Fraga. Antes de cumplir los 30 años regresó a Perú para dedicarse a la política, y a los 36 se convirtió en presidente después de escalar rápidamente posiciones dentro de la jerarquía del APRA. Su gobierno, que duró desde 1985 hasta 1990, se inició con el apoyo casi unánime de la ciudadanía, que creyó que el joven presidente acabaría con la crisis económica y la corrupción. El exilio Pero no fue así. Cuando García dejó el poder, el Estado estaba quebrado, con una tasa récord de inflación acumulada del 7.600%. Además, la comunidad financiera internacional había dado la espalda al país tras el intento de García de nacionalizar la banca y su decisión de destinar sólo el 10% de las exportaciones al pago de la deuda externa. En 1991, el Congreso demandó a García por presuntos delitos de corrupción. Comenzó así una persecución judicial que duró diez años y que terminó este año, cuando la Corte Suprema de Perú anuló la orden de detención del ex-presidente. Durante todo ese tiempo, García se refugió en Francia como «perseguido político» de Fujimori. En febrero logró registrarse como candidato a la presidencia e inmediatamente después volvió a Perú para iniciar una campaña que le ha devuelto al primer plano de la política.