JAIME MEILÁN NUEVA YORK. Corresponsal La culpa la tuvo el diablo. Andrea Yates ha relatado al semanario Time que cuando el pasado 20 de junio mató en Texas a sus cinco retoños estaba poseída por Satanás. Los fiscales han pedido para ella la pena de muerte. Sus abogados aseguran que es inocente, por razón de incapacidad mental transitoria. Y Yates, de 37 años de edad, apunta con un dedo acusador al demonio. De acuerdo con Time, ha pedido a los médicos de la prisión del condado de Harris que le afeiten su larga melena «para poder ver el número 666 -la marca del anticristo- en su cuero cabelludo». También ha solicitado que le corten el pelo «en forma de corona, quizás como la que la Biblia dice que Jesús dará a aquellos que se han ganado la salvación». Yates ahogó en una bañera, uno por uno, a sus cinco hijos, de entre seis meses y siete años de edad. Su marido, Russell, atribuyó la matanza a una depresión posparto. Cuando cometió el crimen, ha asegurado Yates a los médicos, lo hizo «como un acto final de misericordia materna». Y quiere «ser ejecutada para que la rescaten del diablo que reside en sus entrañas, un exorcismo sancionado por el Estado en el que George W. Bush, el antiguo gobernador y actual presidente, vendría a salvarla de las garras de Satán», informa la prestigiosa revista.