El presidente de Argentina acusa al nuevo gobierno de tener una actitud dictatorial

AGENCIAS SAN JOSÉ

INTERNACIONAL

Eduardo Duhalde se mostró partidario de que se apliquen sanciones contra el Gabinete de Pedro Carmona El presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, acusó ayer al nuevo gobierno provisional de Venezuela de tener una actitud «típica de una dictadura» y se mostró favorable a que la Organización de Estados Americanos (OEA) le aplique sanciones. Duhalde, que asistió ayer en San José (Costa Rica) a la jornada de clausura de la cumbre del Grupo de Río, calificó de «golpe de Estado» el derrocamiento de Hugo Chávez y aseguró que las nuevas autoridades se han salido del régimen democrático que marcaba la Constitución.

13 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

El presidente argentino realizó estas declaraciones en su habitual espacio radiofónico de los sábados Conversando con el presidente, que en esta ocasión se realizó en San José. Durante su alocución, Duhalde reconoció que la gestión de Chávez no había sido buena y que sus relaciones con los países vecinos eran difíciles, pero que eso no justificaba la subversión del orden constitucional: «Disolver el Congreso al mejor estilo de Fujimori en otras épocas y llamar a elecciones, no como dice la Constitución venezolana, que habla de 30 días, sino al año, es típico de una dictadura», indicó. Duhalde dijo también que «no es una buena noticia para América que nuevamente los golpes militares comiencen a desplazar a los gobiernos elegidos por la gente», afirmó. Las críticas del presidente argentino se unieron a otras voces, como las de Cuba o Irán. El ministro cubano de Exteriores, Felipe Pérez Roque, rechazó que se denomine «transición democrática» a lo que definió como «golpe de Estado» y consideró que «quienes intentan usurpar el poder por la fuerza están violando la constitución venezolana y los fundamentos del estado de derecho». Lo cierto es que, con la caída de Chávez, Cuba pierde a su principal aliado en Latinoamérica y a su primer suministrador de petróleo. Durante los últimos tres años, Chávez y Castro habían desarrollado una amistad personal y habían multiplicado los lazos políticos y económicos de ambos países. Entre las voces críticas se cuenta también la de Irán, que insinuó que Estados Unidos podría estar detrás de la caída de Chávez y que lo sucedido en Venezuela «recuerda a cuando la Administración norteamericana apoyó el golpe de Pinochet en Chile en 1973».