
Volarán el edificio si en el plazo de una semana el Kremlin no retira sus tropas de la república caucásica Putin da a entender que Al Qaida está implicada en el asalto
24 oct 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Un día después de que un comando suicida checheno, constituido por medio centenar de hombres y mujeres, irrumpiera en el salón de actos de una antigua Casa de Cultura de Moscú y secuestrara a los actores y espectadores que contemplaban una comedia musical hay que lamentar la muerte de uno de los rehenes. Los terroristas continúan firmes en su exigencia de que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordene el cese de la guerra en Chechenia y la retirada de todas las tropas actualmente estacionadas en esa república del Cáucaso Norte. El jefe del comando, Movsar Baráyev, ha dado una semana al Kremlin para que cumpla las demandas. De lo contrario, las aproximadamente 600 personas que se encuentran en el teatro, cuyo edificio ha sido minado, morirán junto con los terroristas. Putin habló ayer por primera vez desde el comienzo de la crisis y lo hizo a través de las cámaras de televisión. Aunque no lo dijo de forma explícita para no precipitar una hecatombe, el máximo dirigente ruso dio a entender que no cederá al chantaje terrorista. Planificación terrorista Putin manifestó que la acción del comando suicida «fue planificada en centros terroristas extranjeros», dando así a entender que Al Qaida podría estar implicada. A juicio del jefe del Kremlin, los atentados de los últimos años en el mundo, incluido el acaecido recientemente en la isla de Bali y la actual toma de rehenes en Moscú, son todos obra de un «mismo centro neurálgico». Putin dijo, refiriéndose a las declaraciones hechas ayer por el dirigente separatista Movladi Udúgov, que «la primera información difundida por los portavoces de los terroristas vino de fuera de Rusia y eso prueba que fue en el extranjero en donde se planificó la toma de rehenes». Acción sin precedentes El presidente ruso, quien apareció ante las cámaras acompañado del ministro del Interior, Borís Grizlov, y del jefe del FSB (antiguo KGB), Nikolái Pátrushev, aseguró que lo que está sucediendo en el teatro de la calle Dubrovka constituye «la acción terrorista de mayor envergadura, no sólo en Rusia, sino en todo el mundo». Según Vladímir Putin, «se trata sin duda de los mismos delincuentes que durante muchos años han aterrorizado Chechenia y ahora piden el cese de las operaciones de combate». El primer mandatario ruso manifestó también que esos terroristas sembraron la muerte y la destrucción en Chechenia y ahora «se proponen continuar sus fechorías más allá de sus fronteras». Los servicios secretos rusos dieron ayer cuenta de la muerte de una mujer joven. Al parecer, la rehén recibió un tiro en el pecho el miércoles por la noche, pocas horas después de que comenzase el asalto. La autora de los disparos fue una de las mujeres que forman parte del comando. La víctima se puso instintivamente la mano en el corazón, por lo que la bala destrozó algunos de sus dedos. Como causa de la ejecución se apunta la posibilidad de que la secuestrada tratara de huir o desobedeciera las órdenes de los terroristas aunque fuentes independentistas aseguran que la asesinada estaba dando información por teléfono a los servicios secretos rusos. Dos mujeres estuvieron ayer a punto de ser alcanzadas por los disparos de un lanzagranadas en el momento en el que escapaban. Un agente fue alcanzado y resultó herido leve. Otro agente murió víctima de las balas de un compañero en un extraño incidente que pone de manifiesto la enorme tensión existente tanto dentro como fuera del edificio del teatro. Varios diputados rusos hablaron ayer con los secuestradores mientras el ex presidente Mijaíl Gorbachov, se ofrecía como mediador.