Un análisis de su cerebro concluye que sufrió graves daños Tras la operación de un tumor, la brillante periodista se convirtió en una peligrosa activista
09 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Ulrike Meinhof, la temida terrorista alemana que junto con Andreas Baader dio vida a la Fracción del Ejército Rojo, un peligroso y violento grupo de ultraizquierda que puso en jaque a la sociedad, se ahorcó en su celda en la cárcel de Stammheim, el 9 de mayo de 1976. Veintiséis años después del suicidio, el nombre de Ulrike Meinhof ha vuelto a la actualidad a causa de una pregunta inquietante: ¿Fue su cerebro dañado hasta el punto de convertirla en una delincuente, incapaz de controlar sus actos? El forense que realizó la autopsia recibió una misteriosa orden de las autoridades: había que extraerle el cerebro para someterlo a una investigación científica. La Justicia sospechaba que el cerebro de Ulrike Meinhof estaba dañado donde se generan los instintos. Jürgen Pfeiffer, un famoso neurólogo, investigó y redactó un informe para la Fiscalía alemana: «Los daños cerebrales son de tal magnitud, que habría sido imposible en un juicio limitar la responsabilidad de sus actos». El informe era dinamita y nunca fue hecho público. Peor aún, el cerebro de la terrorista fue conservado en un frasco de formalina en un sótano de Tübingen. Allí permaneció 21 años hasta que un científico de Magdeburgo lo rescató en 1997. El neurólogo Bernhard Bogerts tenía interés en investigar el cerebro de Ulrike, para intentar localizar el demonio que había convertido a una brillante periodista de la alta burguesía de Hamburgo en la mujer más peligrosa de Alemania. «Ulrike tenía un defecto en la región cerebral, pequeño pero de una importancia vital. Se puede afirmar que padecía de una patológica dimensión agresiva», concluyó el neurólogo, cuyas investigaciones fueron descubiertas por Bettina Röhl, hija de Ulrike y que ha dedicado parte de su vida a reivindicar el nombre de su madre. Polémica operación En 1962, un neurocirujano de Hamburgo perforó el cráneo de Ulrike Meinhof para descubrir el origen de unas molestias que podrían ser causadas por un tumor. Éste no era maligno, pero no pudo ser extraído ante el peligro de una hemorragia interna. La operación duró cuatro horas y cuando Ulrike abandonó el quirófano había dejado de ser la esposa abnegada de un rico editor de Hamburgo. Con los años, se convirtió en la mujer más peligrosa y temida de Alemania. Su ex esposo y varios médicos creen que el origen de la transformación está en el quirófano de Hamburgo.