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Tony Blair defiende a su esposa en la compra de dos pisos

Manuel Allende CORRESPONSAL | LONDRES

INTERNACIONAL

MIKE SEGAR

El «Cheriegate» amenaza con convertirse en un escándalo político

10 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

El caso de los pisos de Cherie Blair, esposa del primer ministro británico, Tony Blair, se ha convertido en un escándalo político. El Partido Conservador exigió ayer una investigación para saber si el Gobierno intervino en el proceso de deportación del estafador Peter Foster, que ayudó a Cherie Blair en la compra de dos pisos en Bristol. Así lo confirmó ayer Downing Street tras negarlo en un principio. El escándalo, que ya ha rodado por Inglaterra una semana, amenaza con convertirse en una crisis política para Blair con la intervención del partido en la oposición y con la presión de la mayoría de los periódicos, en especial los de signo conservador. Tal es la polémica suscitada que ya se le ha dado en llamar el Cheriegate . La firma de abogados que representa a Foster, Janes Solicitors, ha hecho aumentar la polémica al informar que el Ministerio del Interior había acelerado el proceso de deportación de Foster en el momento en el que la prensa comenzó a investigar su relación con Cherie. «Sólo queremos saber si alguien de Downing Street llamó al Home Office para que se acelerara el proceso de deportación o ha sido casualidad», indicó el encargado de Interior en la oposición, Oliver Letwin. Foster era reclamado por Australia tras ser hallado culpable de vender un té adelgazante fraudulento. Cherie entró en contacto con Foster a través de la novia de éste, Carole Caplin, una asesora de imagen. El escándalo además de dañar al primer ministro ha puesto en duda la ética de Cherie, jueza y abogada, persona que no ha sido bien tratada por la prensa desde su llegada a Downing Street. Un portavoz de Blair indicó que no ha habido ninguna interferencia política en la deportación de Foster y calificó la campaña en los medios de comunicación contra Cherie de «deliberada y de tipo asesino», y agregaba que «la única verdad en todo esto es que no existe ninguna conducta inapropiada o ilegal por parte de la esposa del primer ministro».