EE.UU. logró el apoyo de Francia, Bulgaria y Guinea Conakry a costa de suavizar el texto de la resolución El ministro de Exteriores marroquí critica el papel de España en la negociación
01 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tomó ayer cartas en el asunto del Sáhara Occidental y aprobó por unanimidad la resolución presentada por EE.UU. en respaldo al plan Baker, al tiempo que prorrogaba tres meses la presencia de la misión de paz (Minurso) en la zona. Pero lejos de lo que quería en un principio Washington y más de acuerdo con Francia y Marruecos, la resolución no obliga a las partes enfrentadas a acatar las condiciones del plan de paz elaborado por el enviado especial del secretario general de la ONU a la región. El documento insta únicamente a encontrar una solución negociada al conflicto, tomando como base lo estipulado por James Baker: celebrar en el 2004 elecciones autonómicas para el Sáhara y un referéndum de autodeterminación en cuatro o cinco años. Con negociaciones hasta última hora para suavizar el texto, Estados Unidos logró el respaldo de los más reacios del Consejo, como Francia, Guinea Conakry y Bulgaria. El Frente Polisario se había declarado dispuesto a aceptar las condiciones del plan, mientras Marruecos nunca dio su brazo a torcer y siempre insistió en mantener su dominio territorial (así lo recordó el miércoles el rey alauí, Mohamed VI). Valoraciones enfrentadas La decisión fue valorada de forma distinta por las partes. «La resolución del Consejo demuestra que la comunidad internacional no está dispuesta a continuar con el juego de los marroquíes», manifestó el representante del Polisario en la ONU, Ahmed Boukhari. Marruecos no lo ve así. Según su embajador ante las Naciones Unidas, Mohamed Bennouna, el voto significa que ahora le toca a Baker encontrar una solución buena para todos. «En su momento rechazamos el plan y aún lo hacemos», aseguró. La reacción choca con el enfado mostrado por el ministro de Exteriores alauí, Mohamed Benaissa en una entrevista anterior a la resolución, en la que critica la postura española: «Está jugando al mismo tiempo el papel de juez y parte». También señala que advirtió a Loyola de Palacio de las consecuencias que esto podría tener en las relaciones bilaterales. Bennouna, ya tras conocer la decisión, cambió el tono y el mensaje para expresar que las relaciones con España «se remontan a diez siglos atrás, y nos gustaría un entendimiento mayor a medio y largo plazo». El embajador español y actual presidente del Consejo, Inocencio Arias, aseguró que «hemos mantenido una neutralidad exquisita en la negociación».