La policía afirma que la residencia de Bernal estaba desprotegida porque nadie les informó de que vivía allí Ana Palacio revela que en agosto pidió más geos para la sede diplomática
11 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.Ana Palacio ha revelado que el Ministerio de Exteriores solicitó en agosto al de Interior el envío a Bagdad de más agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) de la Guardia Civil para que reforzaran la seguridad de la embajada, pero la petición aún se está cumplimentado. También confirmó que la muerte del agente José Antonio Bernal no fue un crimen cometido al azar sino que «iban a por él», aunque deslizó la posibilidad de que el objetivo no fuera matarle sino secuestrarle. El guardián de noche del domicilio de Bernal, que dejó el jueves su puesto una hora antes del asesinato, se presentó voluntariamente a declarar y permanece detenido en calidad de testigo, no de sospechoso. El coronel Sabah Fadeh, jefe de la Comisaría Central de Karkh, dejó ayer claro que el hecho de que la calle donde vivía el miembro del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) estuviera desprotegida se debió a que «la embajada española nunca nos comunicó que ahí viviera un diplomático». Testimonios La detención del guardián, aclaró el coronel, se debió al testimonio de una vecina, que aseguró que el iraquí se había entrevistado dos días antes del crimen y en la misma calle con alguien que se encontraba dentro de un Opel de color marrón y matrícula extranjera. Estas características coinciden con la descripción del vehículo donde viajaban los cuatro hombres que mataron de un tiro en la nuca a Bernal. Dos policías han sido también convocados para poder trazar un retrato robot de los asesinos del español, pero en principio no son sospechosos. Por último, queda por interrogar a fondo a la sirvienta del espía. Fadeh no quiso adelantar si la policía privilegia la tesis del secuestro fallido o del asesinato, pues dijo que la investigación está «en un estado muy preliminar. Tampoco quiso pronunciarse sobre si el asesinato tiene naturaleza política o fue obra de delincuentes comunes. El coronel adelantó, sin embargo, dos ideas: que los atacantes parecen todos iraquíes, no extranjeros, y que el hombre que llamó a su puerta no era verdaderamente un clérigo chií, sino que iba disfrazado. También aventuró que Bernal conocía a alguno de sus asesinos. Las únicas pruebas materiales son tres casquillos de bala -probablemente de una pistola iraquí Tarik- y las huellas dactilares recogidas en el timbre y en el portón. El único representante español que cuenta con protección oficial es el encargado de Negocios, Eduardo de Quesada, a quien custodian cuatro geos. Los demás españoles -unos ocho dentro de la embajada- deben procurarse la protección que crean más conveniente.