La Unión Europea y Rusia dieron ayer con su cumbre semestral un nuevo paso en la consolidación de sus relaciones, pero no ocultaron la existencia de diferencias. Ambas partes se mostraron a favor de avanzar en el futuro espacio económico común, pero, pese a las demandas de Moscú, la obligatoriedad del visado para los rusos en la UE se mantendrá por ahora. Los europeos, por su parte, pidieron explicaciones sobre el caso Yukos. Putin repitió que la detención de Mijaíl Jodorkovski es una simple aplicación de la ley y la defensa del Estado de Derecho. Cuando los periodistas le preguntaron sobre la acción judicial contra el grupo petrolero y la situación en Chechenia, Putin dio a entender que «tales preguntas» son inspiradas por los oligarcas. Silvio Berlusconi le defendió enérgicamente, y acusó a la prensa europea de «seguir vendiendo leyendas» sobre estos temas. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se desmarcó de la encendida defensa. Las relaciones de los dos rivales políticos volvieron a quedar en entredicho, aunque Prodi guardó las formas y respondió a Berlusconi cuando acabó la rueda de prensa.