El conflicto diplomático entre China y Japón se reavivó ayer tras un mes de moderación, con las encendidas críticas de Pekín a las visitas del primer ministro nipón, Junichiro Koizumi, al santuario Yasukuni, horas después del desplante de la viceprimer ministra china, Wu Yi, en Tokio. El portavoz de Exteriores chino, Kong Quan, confirmó ayer que las recientes declaraciones de Koizumi y otros líderes japoneses sobre las visitas al Yasukuni son la causa de la polémica y repentina cancelación el lunes de la reunión entre el primer ministro nipón y Wu Yi, y no «asuntos urgentes» de la ministra en Pekín como dijo el lunes un comunicado del Ministerio de Exteriores chino. El santuario sintoísta de Yasukuni, en Tokio, guarda los restos de 14 criminales de guerra japoneses de la Segunda Guerra Mundial y, según Pekín, las continuas visitas de Koizumi y otros líderes nipones son el principal problema en las relaciones bilaterales de ambos países. «Es lamentable que durante la visita de la viceprimer ministra Wu Yi varios líderes japoneses hicieran comentarios a favor de las visitas a Yasukuni. Esto daña severamente las relaciones entre ambos países», destacó el portavoz de Exteriores, Kong Quan. Acerca de las informaciones contradictorias procedentes de Exteriores, Kong utilizó un proverbio chino con el que acusó a la prensa de «perder la raíz e irse por las ramas» y reiteró que la visita al santuario Yasukuni es el verdadero asunto que debe solucionarse. El portavoz no quiso aclarar qué declaraciones y de qué líderes nipones provocaron la ira de Pekín, aunque podría referirse entre otras, a las que el propio Koizumi hizo la pasada semana. El jefe del Gobierno japonés señaló que seguirá realizando las polémicas visitas a Yasukuni, aunque aclaró que las realiza «a título individual». El portavoz chino destacó ayer la falta de sensibilidad que Japón muestra con estas visitas hacia los pueblos asiáticos que invadió en la década de los años 30 y 40, y acusó a Tokio de «ignorar los sentimientos de esos pueblos y las heridas aún no cerradas que provocó». Tras un mes de aparente moderación entre los líderes chinos y japoneses, sobre todo desde la reunión el 23 de abril de Koizumi con el presidente Hu Jintao en Indonesia, ambos Gobiernos han vuelto a poner las espadas en alto. Desde que Koizumi visitó por segunda vez este santuario en el 2002 China había suspendido las visitas recíprocas de alto nivel entre Pekín y Tokio. El viaje de Wu Yi parecía iniciar cierta relajación, pero ha abierto más las heridas entre dos países.