El «virrey» de EE.UU. en Irak acusa a las tropas españolas de negarse a luchar

Óscar Santamaría CORRESPONSAL | NUEVA YORK

INTERNACIONAL

ALÍ HAIDER

Defensa, el PP y el general al mando desautorizan al norteamericano y elogian a las tropas Paul Bremer afirma que «se sentaban en los tanques» y «se negaban a combatir».

11 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Paul Bremer, quien fuera conocido como el «virrey» de Estados Unidos en Irak tras la invasión de marzo del 2003, no tiene ningún buen recuerdo de la presencia de las tropas españolas en el país árabe. En un nuevo libro critica con dureza su actuación en el frente de batalla. «Están sentados encima de los tanques... sin hacer nada. Es indignante». El Gobierno español ha reaccionado con firmeza, desacreditando sus palabras y subrayando la profesionalidad de los soldados. En Mi año en Irak: la lucha por construir un futuro de esperanza, que salió a la venta esta semana, Bremer rememora con precisión su estancia en Irak -desde mayo del 2003 hasta julio del 2004- como administrador civil estadounidense al frente de la Autoridad Provisional de la Coalición, de la que formaba parte España hasta que José Luis Rodríguez Zapatero decidió retirar todos los efectivos en abril del 2004. Sentados en los tanques En varios pasajes, el ex gobernador se refiere al papel de las tropas españolas. En uno de ellos, recuerda una rebelión de grupos leales al clérigo chií Moqtada al Sadr en la ciudad de Nayaf y como en aquella ocasión se negaron a ayudar a los soldados estadounidenses, blanco de los insurgentes. «Están sentados encima de los tanques... sin mover el trasero, sin hacer nada. Es indignante», escribe Bremer, quien añade: «A esto lo llamo yo 'La Coalición de los no dispuestos'". En otro capítulo, el ex embajador estadounidense critica al general de brigada Fulgencio Coll, entonces jefe de la Brigada Multinacional Plus Ultra II destacada en Nayaf, a quien acusa de haber estado tratando de negociar con grupos leales a Al Sadr después de que hubieran pedido la liberación de Mustafá al Yacubi, uno de sus principales lugartenientes. «Esa mañana los españoles difundieron un comunicado idiota sobre el arresto de Yacubi en el que se decía que las fuerzas españolas no dirigieron esta operación que había sido llevada a cabo por 'la coalición de Bagdad' debido a la participación de Yacubi en la muerte de un soldado estadounidense», destaca. «El comunicado español debió haber sido desautorizado de principio a fin», añade. Bremer indica que mientras que los salvadoreños, en la misma unidad que los españoles, estaban luchando, éstos «se negaban a combatir». En las mismas páginas, Bremer cuenta que se quejó de todo esto al embajador español. Más tarde, le llamó Ana Palacio, entonces ministra de Asuntos Exteriores, para decirle que «no sabía nada» sobre lo ocurrido en Nayaf. Palacio le comentó también que había hablado con Aznar y que éste no creyó su informe sobre la conducta de las tropas. Las reacciones a las memorias de Bremer no se hicieron esperar. Tanto el Gobierno como el Partido Popular cerraron filas y elogiaron la profesionalidad de las tropas españolas. Desde el Ministerio de Defensa se señaló que «no hay que poner en duda» su trabajo. El líder de la oposición Mariano Rajoy aseguró que no le consta «ninguna queja, ni la más mínima» sobre el desempeño de las tropas en Irak. «Me resultan sorprendentes las afirmaciones de este señor que, en cualquier caso, podía haberlas hecho en su momento. Publicar un libro para decir una cosa de las cual nos enteremos todos ahora no deja de ser sorprendente». Por su parte, el general Fulgencio Coll, señaló en un comunicado que la preparación de los soldados españoles «está fuera de toda duda».