Un juez explica, en directo, a Francia cómo acusó a inocentes de pederastia
INTERNACIONAL
Meses después del mayor fiasco judicial en décadas que estremeció a Francia y llevó a la cárcel a varios inocentes acusados injustamente de abusos sexuales a menores, el juez Fabrice Burgaud, instructor del caso, fue interrogado ayer por una comisión parlamentaria que pretende aclarar las circunstancias del estrepitoso fallo de la Justicia. Las declaraciones de Burgaud, de 34 años, provocaron ayer una gran expectación en toda Francia, después de que el país asistiera espantado en el 2004 a un juicio escabroso que resultó ser una gran mentira y que cambió para siempre la vida de varias personas, acusadas injustamente. Extremadamente pálido y con ojeras, Burgaud, cuya comparecencia fue difundida en directo por radios y televisiones -algo inédito-, comenzó su intervención destacando su «emoción» por estar ante gran parte de los absueltos, presentes en la sala. «Hoy más que cualquier otra cosa siento su sufrimiento y comprendo todo lo que han tenido que pasar: el encierro, la separación de sus seres queridos, incluso de sus hijos y el hecho de ver su honestidad puesta en entredicho», declaró el magistrado. El «casi Outreau» El juez Burgaud, que se ocupó desde el 2001 del llamado «caso Outreau» (nombre de la ciudad del norte de Francia donde ocurrieron los hechos), pasó así de acusador a acusado. No obstante, esta comisión no tiene poderes para sancionarle y está claro para todos los expertos que el magistrado es sólo un pequeño eslabón en la gran cadena de errores judiciales cometidos. «Sé que esto puede resultar extraño, pero creo haber realizado mi trabajo de forma honesta», admitió nervioso Burgaud, explicando que durante la instrucción nadie le dijo que «estaba yendo por el camino equivocado». En total, 13 de los 17 acusados de abusos sexuales y torturas colectivas a 18 menores que no dejaron nunca de clamar su inocencia fueron liberados sin cargos entre el 2004 y el 2005. Algunos de ellos habían pasado casi tres años en la cárcel. Otro de los acusados se suicidio en prisión con una sobredosis de medicamentos y otros tres siguen encarcelados y son considerados culpables tanto de los abusos sexuales a menores como de acusar en falso de estos crímenes a amigos y vecinos. En una extensa intervención, Burgaud recordó ante la comisión los testimonios «atroces» de los niños violados repetidamente por adultos «con tenedores o con juguetes». La acusación se basó sobre todo en las declaraciones de etos menores y de una pareja, claramente desequilibrada y padres de algunos de los niños, que sigue en prisión. Pero estos testimonios que habían provocado la entrada en prisión de los acusados se revelaron totalmente falsos después de tres semanas de juicio en el 2004. Entre las personas que se sentaban en el banquillo figuraban comerciantes locales, un ujier y hasta un sacerdote. Algunos ex acusados perdieron la custodia de sus hijos, fueron abandonados por sus esposas, no recuperarán su trabajo y necesitarán años para que su nombre deje de asociarse a este truculento episodio. Tras este escándalo, incluso el presidente Jacques Chirac pidió disculpas a los acusados. Sin embargo, hoy en día y según un sondeo reciente, un 65% de los franceses afirma «tener miedo de la justicia».