Un polémico documental relata la trágica vida de 16 menores cuyo trabajo es alertar a los capos de la llegada de la policía. De ellos sólo uno sigue con vida
21 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.Un crudo documental sobre los halcones , soldados infantiles del narcotráfico de las favelas, mostró por primera vez en la televisión de Brasil la trágica realidad de esos niños. Quince de los 16 protagonistas, entrevistados entre 1998 y el 2003, están muertos. El que queda está preso. En el filme, los halcones , los centinelas que alertan a los capos de la favela sobre la llegada de la policía o de bandas rivales, hablan abiertamente del consumo de drogas, de la corrupción policial y el asesinato de los delatores. A través del relato de los protagonistas, el documental busca las causas del ingreso de los niños al mundo del narcotrafico. Con sus rostros tapados con una banda negra o imágenes difusas para que no puedan ser identificados, cuentan historias de abandono y de aceptación de la muerte. «Si muero, otro nacerá mejor o peor que yo. Si muero descansaré», dice un pequeño de unos 10 años. La película fue difundida por el programa Fantástico de TV Globo con una audiencia de 60 millones de personas. Fue realizada por el rapero MV Bill, nacido en la favela de Cidade de Deus, en colaboración con su representante Celso Athayde, otrora niño de la calle. Los relatos muestran una devoción casi religiosa por las armas. «Mi mejor amigo es un fusil AK 47», confiesa uno de los chicos. Otros dicen que los malos tratos en la familia y el abandono los condujeron a las drogas. «Mi padre no venía a casa más que a pegarme. Tengo 17 años y nunca festejaron mi cumpleaños», señala otro. Los pequeños reclutas del narcotráfico se drogan. A veces para tomar coraje antes de una batalla, otras por diversión y muchas otras más para cumplir su tarea que no admite distracciones: «La cocaína me ayuda a mantenerme despierto durante mis guardias nocturnas». Por la policía sienten odio y desprecio. «De día los policías vienen a la favela. De noche vienen a extorsionarnos», afirma uno de los entrevistados. Uno de los muchachos tiene su teoría para explicar por qué la policía no puede con el narcotráfico. «Si el tráfico termina, sus salarios no son suficientes para que les rindan hasta fin de mes», reflexiona uno de los jóvenes. Todos los testimonios ponen en evidencia un profundo rencor hacia los uniformados. «Cuando tenía 10 años me abofetearon. Eso lo guardo dentro de mi corazón», afirma un muchacho. El documental provocó reacciones encontradas. Expertos en violencia lo consideraron «positivo» en la medida en que humaniza a esos niños. Algunos educadores, en tanto, estimaron que el filme puede aumentar el resentimiento contra los menores. Athayde advierte: «El filme hace hablar a los jóvenes que viven en situación de riesgo y que no existen en el Brasil oficial. Prefiero correr el riesgo de no ser comprendido a hacer una película con especialistas que hablan sin conocer la realidad de las favelas».