Bush no logra imponer su criterio en el foro Asia-Pacífico, que concluyó con una repetitiva condena a Pyongyang y la confirmación de China como líder del área
19 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.El presidente de China, Hu Jintao, seguramente no quiso ser irónico cuando elogió en Hanói «el extraordinario liderazgo» del presidente estadounidense. Pero son justo esas palabras las que Bush emplea casi siempre para ensalzar la figura de estadistas de todo el mundo, aunque sin dejar dudas al mismo tiempo de que por supuesto Washington tiene el liderato global. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo estadounidense no puede presentar como una muestra de liderazgo su primera comparecencia internacional tras la derrota republicana en las urnas. Las preocupaciones en la Casa Blanca de que Bush podría perder buena parte de sus influencias en política exterior en los dos últimos años de su mandato apenas han disminuido con la cumbre económica de 21 países del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que concluyó ayer. Pero las palabras complacientes de Hu Jintao apenas duelen. Y tampoco tiene importancia política que los vietnamitas prestasen poca atención a Bush, el «campeón de los viajes rápidos» (según el The New York Times ). No sólo el diario ha echado de menos los tiempos cuando el carismático presidente Bill Clinton en el 2000 viajó a Vietnam despertando avalanchas de entusiasmo y la simpatía por EE.?UU. Lo más grave en realidad fue que Washington no consiguió imponerse en ninguno de los temas importantes. La búsqueda de apoyos para una postura más dura frente a Corea del Norte no ha tenido un glorioso final y el tema incluso desaparece de la declaración final de la cumbre. Tan sólo se llegó a un acuerdo verbal sobre una nueva condena del ensayo nuclear que no contenía la última resolución de la ONU contra Pyongyang. El tema que Bush ha propagado como prioritario desde los atentados del 2001, la guerra contra el terrorismo, no se ha visto coronado con nuevas iniciativas. En las promesas de seguir alertas y de no dar refugio a las redes terroristas se acota que los países seguirán comprometiéndose «de acuerdo a su situación financiera». El primer ministro malayo, Abdullah Badawi, lamentó que las grandes naciones -y con ello se refería sobre todo a una- intentaran alejar la cumbre económica de la APEC de su objetivo inicial para obligar a tratar temas como Corea del Norte y la seguridad. Lo que realmente le preocupaba a Badawi es que la atención de los estadounidenses y otros inversores se centrase en países en pleno bum como India y China, lo que hace que a naciones más pequeñas no lleguen las inversiones extranjeras tan necesitadas. Pese a los intentos estadounidenses, Hu advirtió sin rodeos de que la APEC debería volver a concentrarse más en temas económicos y comerciales. Pero hasta en ese terreno una de las propuestas de EE.?UU. cayó prácticamente en terreno baldío. La idea promocionada por Washington de crear una zona de libre comercio entre las dos orillas del Pacífico tan sólo fue anotada. El negociar acerca de ello topa sin embargo con dificultades prácticas, se afirma inusualmente de forma clara en el texto, que suele recurrir a un idioma diplomático más vago. Vías de liberalización Lo único que los estadounidenses consiguieron en la declaración final es que se incluyera que se iban a estudiar vías más efectivas para la liberalización del comercio y de las inversiones. Bush ha podido experimentar en Hanói cuan nuevas son la realidades a las que Estados Unidos se enfrenta en el sureste de Asia. El experto estadounidense en temas asiáticos y consejero del Gobierno Phillip Saunders advirtió (al igual que otros lo llevan haciendo desde hace tiempo) del «dramático crecimiento» del peso de China. Pekín intenta que remita la influencia estadounidense en Asia. Sin embargo, fieles a su estilo, Washington vendió el pobre resultado del foro de cooperación como un triunfo de la política estadounidense. «El presidente Bush ha presentado en el encuentro una visión de la APEC y los líderes de las 21 naciones de la APEC se han sumado a ella», sostuvo la Casa Blanca. La mayoría de los observadores, sin embargo, apuntan que se sintió poco el liderazgo de Bush.