Bush encabeza el duelo nacional y no duda en calificarlo como «verdadero caballero» El ex dirigente, nunca elegido en las urnas, reconcilió al país tras la dimisión de Nixon
27 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.El ex presidente Gerald Ford, que cerró la herida abierta por el escándalo Watergate, murió el martes por la noche a los 93 años. Las causas del fallecimiento no se dieron a conocer, pero llevaba desde enero, cuando sufrió una neumonía, entrando y saliendo de hospitales. George W. Bush encabezó el duelo en el país y no dudó en calificarlo como de «verdadero caballero» por haber conducido al país con mano serena y firme en una época de división y enfado. Ford, que era el ex mandatario estadounidense vivo más viejo, llegó a la Casa Blanca por una serie de carambolas, siendo el único vicepresidente y presidente que no fue elegido en las urnas. A la vicepresidencia llegó desde el Congreso, donde era uno de los líderes republicanos, cuando aceptó sustituir a Spiro Agnew, quien renunció a finales de 1973 por un escándalo financiero. Meses más tarde saltaría al Despacho Oval cuando Richard Nixon tuvo que dimitir por el caso Watergate, que conmocionó y dividió al país. Ford -que a mediados de los sesenta formó parte de la Comisión Warren que investigó el asesinato a JFK- tomó las riendas de una nación desilusionada y desconfiada, que trató de reconciliar. En uno de sus más famosos discursos tras asumir la presidencia, dejó una frase para la posteridad: «Nuestra larga pesadilla nacional ha terminado». En su afán por unir a sus compatriotas, en septiembre de 1974 tomó una decisión que, dos años después, le costaría el fin de su carrera política. No fue otra que la de perdonar a Nixon sus pecados, convencido de que así se pasaría página más rápidamente. Esta decisión -por la que su predecesor se libró de la cárcel- fue muy polémica y es considerada la culpable de que no lograra la reelección en 1976 frente a Jimmy Carter. «Fue una dura decisión. Necesitábamos quitarnos de encima ese asunto para así poder concentrarme en los problemas de 260 millones de americanos y no en el problema de uno solo», dijo . Tras dejar la Casa Blanca, que ocupó sólo 896 días, Ford llevó una vida alejada de los focos, con contadas apariciones en actos oficiales o jugando al golf. Muchos lo consideraban alguien cercano, como aquel vecino al que saludas todos los días. Y aunque su forma de gobernar era en cierto modo previsible, era confiable. Años atrás resumió su filosofía de esta forma: «Cuanto más trabajes, más afortunado serás. Y yo he trabajado como un burro». ?