El hombre más rico de Guinea quiere suceder al presidente

M. Lodeiro Paz REDACCIÓN

INTERNACIONAL

18 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Nadie con la cabeza bien amueblada puede imaginarse al jefe del Estado español subir a un vehículo, hacerse seguir por otros, llegar a Alcalá Meco, ordenar a los carceleros liberar a Mario Conde, aunque hace años compartieran yate, y llevárselo a la Zarzuela. Eso es lo que pasó hace días en Guinea Conakry, pero los protagonistas fueron el presidente Lansana Conté y el hombre más rico del país, Mamadou Sylla, acusado de desvíos de fondos públicos. El multimillonario Sylla, de 46 años, hizo su fortuna a la sombra de Conté, en el poder desde 1984. Su imperio abarca negocios de exportación e importación, industrias, agricultura, turismo y transporte. El oligarca aprovechó el interés del golpista Conté por hacer emerger una clase burguesa tras años de terror bajo el poder de Sekou Touré. Después de no devolver toneladas de arroz que le habían sido confiadas, Sylla, con el beneplácito de Conté, compró una sociedad de importación de material bélico para el Ejército. Tres años más tarde, en el 2001, le devuelve el favor: cuatro millones de dólares -el salario mensual es de unos 20 euros- para un referendo que permitió a Conté sucederse a sí mismo en la presidencia. La pescadilla se siguió mordiendo la cola y Sylla obtuvo un número incalculable de mercados públicos, sin concurso previo y sin haber hecho la mejor oferta, con gran riesgo para la banca mundial. A las huelgas generales convocadas por sindicatos para aumentar los salarios y bajar los precios se suma ahora la protesta contra la corrupción y la petición de que dimita el presidente, por inmiscuirse en la justicia. El paro empezó el día 10 y el miércoles alcanzó a las minas de bauxita -es el primer productor mundial-. Las violentas manifestaciones ya se cobraron vidas y decenas de arrestos. El presidente, de 72 años y enfermo, se aferra al cargo. El martes, desesperado, anunció que luchará contra la corrupción en la policía y subirán los sueldos. Mientras, Mamadou Sylla reclama su inocencia y dice que el problema de fondo no es de dinero sino de sucesión: «Yo tengo las tres cualidades necesarias para ser presidente: soy muy popular, muy rico y tengo relaciones en el mundo entero, soy ciudadano de honor de Nueva York».