
Irak, más allá del conflicto A los iraquíes les vuelve locos el fútbol y la primera pregunta que hacen a los españoles es si son del Madrid o del Barcelona
28 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.En Irak hay pocas cosas que importen tanto como si uno es suní, chií, kurdo o cristiano. Quizás una de ellas sea si eres del Madrid o del Barcelona. Niños y mayores se acercan en cuanto se enteran de que eres español y de lo único que quieren es hablar de fútbol, de la Liga, la Champions y de los fiascos de la selección. De estrellas de hoy, como Ronaldinho, o recientes, como Zidane, que aquí tiene un número extra de fans por ser argelino. Un muchacho que no levanta metro y medio del suelo llega con una camiseta falsificada del Madrid y nos pregunta de qué lado estamos. Con él o contra él. Le decimos que con el Osasuna, pero eso no le convence. En Irak los posturas intermedias no están bien vistas hoy en día ni en el fútbol. Él insiste: Madrid o Barcelona. Barcelona, entonces. Y él, contrariado pero sonriente, espeta en árabe: «Ronaldinho mierda. Barcelona mierda». A los iraquíes les vuelve locos el fútbol. Lo ven en casa por la tele, en alguno de los canales árabes que dan partidos de la Liga española, la italiana o la inglesa. Una antena amarrada con alambres y bien orientada al satélite se ha hecho imprescindible para los iraquíes a la hora de soportar esta especie de arresto domiciliario que viven muchos a causa de la violencia. Los cines y los teatros son una presa demasiado fácil para los ataques suicidas. Así que las películas se ven en casa gracias a un floreciente mercado de copias pirata que trae las últimas novedades de Hollywood y de la factoría india de Bollywood, que está conquistando a los iraquíes con sus superproducciones románticas y de época de tres o cuatro horas de duración. Las calles parecen un desfile de moda pirata relacionada con el fútbol. Copias buenas y no tan buenas de las camisetas del Inter, la Juve, el Milan. Algún despistado lleva incluso un uniforme con una foto de Ronaldinho y el escudo del Madrid. Y esta es una moda que no abarca sólo a los niños. Salvo los ancianos, que siguen vistiendo su tradicional túnica dishdasha , todos los demás llevan chándales de equipos de fútbol y camisetas que de una u otra forma tienen que ver con este deporte. Incluso se puede distinguir a los milicianos chiíes del Ejército del Mahdi por sus sudaderas deportivas. En este país rasgado por las divisiones de credos y etnias, los triunfos de la selección iraquí en la fase de clasificación para la Copa de Asia parecen ser la única alegría que comparten todos por igual. Desafío a la seguridad Pero los iraquíes no sólo ven el fútbol en la tele, también lo juegan. En descampados pedregosos donde se levanta una polvareda a cada patada, en medio de la calle y con dos piedras como porterías, con tiroteos como música de fondo. Los hemos visto jugándolo de noche a la tenue luz de un generador, desafiando el toque de queda, parando sólo la pelota para dejar pasar los convoyes norteamericanos que se dirigen a asaltar la casa de algún supuesto insurgente. Hemos visto partidos que en lugar de tener árbitros tenían guardias armados; no sirven para pitar los penaltis, sino para defender a los jugadores de un posible ataque. Jugar al fútbol es ya casi lo único que los iraquíes hacen en la calle. A trabajar no salen mucho porque el paro está por las nubes y los únicos oficios disponibles (y mortales) parecen ser los de soldado y policía. Además de para pegarle patadas al balón, sólo se arriesgan a salir para ir al mercado a comprar provisiones. Eso lo hacen las mujeres. Los hombres apenas para cortarse el pelo y arreglarse la barba o para aguantar las colas en las gasolineras. En el país del petróleo, aunque parezca mentira, el combustible escasea. Hasta los soldados norteamericanos se han dado cuenta de la pasión por el fútbol y ahora reparten entre los niños balones malos de plástico fabricados en China y con banderas iraquíes. Algunos bromean diciendo que para arreglar la guerra habría que organizar un partido. Una especie de Real Suní contra el F. C. Chií.