Crónica Los servicios forenses de Nueva York relacionan por primera vez una muerte con la inhalación de aire contaminado
24 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Una de las imágenes más recordadas de los atentados del 11-S fue la gran nube de polvo que cubrió gran parte del bajo Manhattan tras el desplome de las Torres Gemelas. Miles de personas se cubrieron de cenizas en su huida del terror. Una de ellas fue Felicia Dunn-Jones, una abogada de 42 años que se encontraba en las inmediaciones aquella soleada mañana y que murió cinco meses después. Ahora, y por primera vez, los servicios forenses de la ciudad de Nueva York acaban de relacionar su muerte con los trágicos atentados. La causa: respirar el polvo tóxico desprendido por el derrumbe del World Trade Center. Con ella, el número de víctimas oficiales asciende a 2.750. Dunn-Jones, casada y con dos hijos, logró escapar de los ataques, pero días después empezó a toser fuertemente y a notar dificultad para respirar. Su muerte, el 10 de febrero del 2002, se produjo por sarcoidosis, que se manifestó por la inflamación de los pulmones. El jefe de los servicios forenses de la Gran Manzana, Charles Hirsch, concluyó el miércoles que su muerte tuvo que ver con su exposición a la gran nube tóxica, precisando que si bien pudo no ser causa directa, sí agravó su estado de salud. Esta decisión podría llevar a reconocer como víctimas de los atentados del 11-S a decenas de personas que según sus familiares murieron por la misma causa. «Tristemente, sabemos que Felicia no está sola y que otros han muerto por dolencias causadas por el 11-S», dijo la legisladora demócrata Carolyn Maloney. Uno de los casos más notorios es el de James Zadroga, un policía que trabajó en la zona cero durante tres meses y que murió poco después.