Bush desafía a China con la entrega de la Medalla de Oro del Congreso al Dalái Lama

Óscar Santamaría

INTERNACIONAL

18 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente estadounidense, George W. Bush, desafió ayer al gobierno chino y le urgió a que reciba y escuche al Dalái Lama, pasando por alto las críticas y serias advertencias lanzadas desde Pekín por la presencia del líder espiritual tibetano en Washington.

En una ceremonia solemne, salpicada por el humor del Dalái Lama, el Congreso le entregó la Medalla de Oro, su más alta condecoración civil y que han recibido más de cien personalidades en el mundo, entre ellos Nelson Mandela, el papa Juan Pablo II, la madre Teresa de Calcuta y Frank Sinatra.

Pero esta ocasión fue especial, pues era la primera vez que un presidente estadounidense en activo aparecía en público al lado del Dalái Lama, cuya primera visita a la Casa Blanca fue hace 20 años. «Casi siempre, el Congreso ha entregado este reconocimiento cuando las batallas ya estaban ganadas. En este caso es diferente: el final es incierto», señaló Bush, quien trasladó «el respeto y afecto» del pueblo estadounidense al Dalái Lama. «Estados Unidos levanta su voz a favor de la libertad religiosa», dijo el republicano para reiterar su pedido al Gobierno de Pekín: que reciba al líder budista. «Encontrarán a un hombre de paz y reconciliación, un símbolo universal de paz y tolerancia. Lo admiro mucho, es un honor estar aquí contigo», señaló.

Libertad religiosa

Horas antes, en rueda de prensa, Bush se extrañó por la crítica postura del Gobierno chino ante la presencia del Dalái en Washington y por el hecho de que el martes se reuniera con él, al indicar que ya se lo comentó el mes pasado al presidente Hu Jintao en persona. «Les he dicho repetidamente que la libertad religiosa es por su interés nacional», afirmó. Asimismo, restó importancia a las amenazas vertidas por las autoridades chinas de que el evento de ayer tensará las relaciones bilaterales. «No creo que las vaya a dañar, no gravemente», precisó. China ha marginado al Dalái Lama desde que invadiera el Tibet hace más de 50 años y lo acusa de querer resquebrajar su soberanía y su territorio al pedir la independencia de dicha región, donde viven unos seis millones de personas. No obstante, lo que reclama el Dalái es un estatus de «autonomía real», tal y como volvió a insistir ayer.

Durante la ceremonia, en la que estuvieron presentes varios centenares de invitados, entre ellos Laura Bush y una decena de monjes budistas vestidos con sus túnicas naranjas, el Dalái Lama se mostró relajado y bromista. Agradeció a Bush, de quien recibió la medalla, su «cálida amistad y su profundo apoyo y simpatía» por su causa y por la democracia en el mundo. Destacó que la concesión de este reconocimiento «llevará mucha alegría y ánimo a los tibetanos. Su bienestar es mi constante motivación».