El Gobierno británico intentaba ayer evitar un posible conflicto diplomático con Washington después de que el príncipe Andrés acusara a la Administración de George W. Bush de ignorar los consejos de Londres de cómo enfocar la reconstrucción de Irak tras la invasión a ese país en el 2003. Washington ha quitado hierro al comentario de un miembro de la familia real que tradicionalmente no se involucra en la política exterior del Gobierno.
El duque de York, que sirvió en la guerra de las Malvinas como piloto de helicópteros, indicó al International Herald Tribune, en referencia a la estrategia de EE.?UU. en Irak posterior al conflicto bélico, que «hubo gente en el Reino Unido deseosa de que aquellos en puestos de responsabilidad en Estados Unidos escucharan y aprendieran de nuestra experiencia».
El príncipe se refería a la experiencia poscolonial del Reino Unido. «Tenemos mucha experiencia en este campo que es válida para este conflicto y debería de haber sido escuchada», concluyó.
El Departamento de Defensa norteamericano quiso quitar importancia. Un portavoz indicó que tienen «un gran respeto por el consejo y la experiencia de nuestro aliado el Reino Unido, por lo que fueron consultados sobre nuestras acciones antes y después de la invasión».
En Washington, Nile Gardiner, director del Centro Margaret Thatcher, un influyente ultraderechista, calificó de «metedura de pata», las palabras del miembro de la familia real británica, y agregó: «El conocimiento del príncipe Andrés sobre la situación en Irak es cercano a cero».
No es la primera vez que Londres se queja de que Washington actúa de manera unilateral en Irak. El ex ministro de Defensa Geoff Hoon había dicho: «Nadie nos pidió consejo cuando se ilegalizó el Baaz y se disolvió el Parlamento iraquí».