La canciller alemana, Angela Merkel, instó ayer a Liechtenstein a combatir la evasión fiscal en lugar de «animar» a ella, en pleno cruce de acusaciones entre Berlín y Vaduz por el escándalo de los miles de millones de euros defraudados a la Hacienda germana a través de ese pequeño Estado europeo.
«Esto no es un ultimátum, ya que parto de la base de que hay un interés común para un diálogo constructivo», dijo la jefa del Gobierno alemán ante el primer ministro de Liechtenstein, Otmar Hasler, tras un encuentro de más de una hora.
Sin embargo, añadió que Liechtenstein debe hacer un «esfuerzo mayor» en dirección a la transparencia y en contra del blanqueo de dinero y debe entender que a Berlín «no le puede parecer bien» que los bancos del Principado «animen» a la evasión fiscal.
Merkel insistió ante Hasler en un «diálogo constructivo», después de las críticas lanzadas desde Vaduz, tanto por el príncipe Alois como por su ministro de Justicia, Klaus Tschütscher, quien acusó a Berlín de mantener un proceder «germano teutón» impropio de «un estado civilizado».
Hasler ratificó el interés de su país «por integrarse paso a paso» en el marco legal europeo y afirmó que el Principado había realizado importantes reformas, pero dijo que no se dejarán imponer niveles «superiores a los de la propia UE».
Liechtenstein ha acusado a Berlín de utilizar métodos ilegítimos, ya que sus servicios secretos compraron a un supuesto confidente el cedé con los datos de un millar de presuntos evasores fiscales alemanes.
El presidente del cogubernamental Partido Socialdemócrata (SPD), Kurt Beck, calificó de desvergüenza que en Liechtenstein se califique de ilegítimo el procedimiento para perseguir judicialmente a defraudadores fiscales. «Si no hay otro remedio, habrá que hablar de sanciones» a escala de la UE, señaló Beck.
Liechtenstein espera suscribir la próxima semana el Tratado de Schengen, pero desde Berlín se le apremia a que acelere sus reformas para adaptarse a los baremos europeos.