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Aparece ahorcada en Tampa la madame de una red de prostitución de lujo usada por políticos de Washington

Nueva York Corresponsal

INTERNACIONAL

03 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Deborah Jeane Palfrey, más conocida como la Madame de D.?C, fue encontrada ahorcada en la casa de su madre, que está situada a a unos 30 kilómetros de Tampa (Florida). Palfrey, de 52 años, fue declarada culpable el pasado 15 de abril de dirigir una red de prostitución de lujo que frecuentaban conocidos políticos de Washington -de ahí su apodo-, entre los que se hallaba el senador republicano David Vitter.

Entre otros delitos, fue condenada por el de lavado de dinero. Ella se defendió diciendo que su negocio no era más que una agencia de «señoritas de compañía» y que si alguna de sus trabajadoras mantuvo relaciones sexuales con sus distinguidos clientes era por decisión personal de ellas. La sentencia estaba fijada para el próximo 24 de julio, y según todos los indicios, parecía que iba a pasar unos cinco o seis años en prisión. Algo a lo que le tenía pavor.

Meses atrás afirmó que ella nunca iría a la cárcel. Así se lo dijo a Dan Moldea, quien planeaba escribir un libro sobre ella y que poco a poco se fue ganando su confianza. «Antes [que ir a la cárcel] me suicidio», recordaba ayer que le dijo en una ocasión. «Me lo dijo muy claro», señaló Moldea tras descubrirse el cuerpo de Palfrey colgado del techo. Junto a él, se encontró una nota. Por lo visto, y de acuerdo al escrito, ya lo había intentado tiempo atrás.

Durante el juicio, todas las chicas de compañía que subieron al estrado reconocieron haberse acostado con sus clientes, contradiciendo la versión de la madame, que dirigía la red por teléfono desde su casa de California tras anunciarse en periódicos de Washington. Además del senador Vitter, entre sus clientes estaba Randall Tobias, alto funcionario del Departamento de Estado, que dimitió tras descubrirse el escándalo.

Se da la circunstancia de que una de sus empleadas, Brandy Britton, también se suicidó antes de ir a juicio. En aquella ocasión, Palfrey declaró: «Supongo que yo estoy hecha de una pasta diferente».

Pero el tiempo le ha quitado la razón.