El ex inspector del caso Maddie acusa a los McCann de ocultar el cadáver

INTERNACIONAL

25 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Treinta mil libros en dos horas. El responsable que estuvo al frente de la investigación por la desaparición de Madeleine McCann y que fue apartado del caso en octubre del año pasado por hacer unas comprometidas declaraciones sobre la policía británica se ha convertido en una estrella mediática.

Tres días después de que el Ministerio Fiscal de Portugal decidiera archivar el caso por falta de pruebas concluyentes, Gonçalo Amaral reabrió la polémica con la presentación ayer, en Lisboa, de Maddie, a verdade da mentira . La expectación que suscita todo lo relativo al caso, con una repercusión mediática sin precedentes, le ha permitido, al ex jefe de la policía judicial de Portimâo, vender 30.000 ejemplares del libro llamado a convertirse en un éxito de ventas, el mismo día de su presentación y un día antes de que se ponga a la venta. El lanzamiento fue precedido de una campaña publicitaria con la que el periódico luso Correio da Manhá agotó la edición limitada que ofertó ayer, en poco más de dos horas.

Acusaciones

El Ministerio Público no encontró culpables para explicar la desaparición de la pequeña británica, cuya pista se perdió el tres de mayo del año pasado en un apartamento de Praia da Luz en el que veraneaba con su familia. Amaral sí lo hace y, aunque la justicia lusa ya exoneró a los progenitores, él los acusa de la ocultación del cadáver de su hija y de la simulación del rapto. El autor desgrana en 214 páginas su interpretación sobre la investigación que coordinó durante cinco meses.

Para el autor, que defiende la tesis de que la niña está muerta, sí hay una verdad y para él, parece irrefutable.

Gonçalo Amaral, en un relato retrospectivo que comienza tras su destitución, explica su versión de la desaparición, a lo largo de 23 capítulos, desde que se inicia como rapto hasta que lo transforma en muerte accidental con ocultación de cadáver, según avanza el relato.

Las principales claves de su hipótesis son las presuntas contradicciones de familiares y testigos y, especialmente, la labor de Eddie y Keela , los perros que sustentan su trama a partir del capítulo decimosexto del documento.

Gonçalo Amaral asegura que la tesis del rapto «nos foi imposta» y que solo «despois de agotar todas as teses sobre esta hipótese», avanzaron en la presunta ocultación del cadáver.

Es entonces cuando aparecen en escena (dos meses después de la desaparición de la niña), un reputado forense del Reino Unido y los dos perros que respaldarán su versión. Eddie , especializado en detectar el olor a cadáver, y Keela , capaz de percibir el rastro de sangre en proporciones imperceptibles mediante sistemas científicos. Los canes detectan vestigios en el apartamento donde dormía la pequeña, y en la llave y el maletero del vehículo que alquiló la familia un mes después.

Los resultados de los exámenes no permitieron confirmar científicamente que los vestigios fueran de la pequeña Maddie. Sin embargo, para Gonçaloe Amaral la pequeña murió accidentalmente, al caer del sofá, en el apartamento. Los padres y amigos escondieron el cuerpo y se confabularon para montar la tesis del secuestro.