La reunión se abre hoy en Manchester, cuando la mayoría de los militantes desean que presente su dimisión
20 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Ha llegado la hora de la verdad, no solo para Gordon Brown, también para sus críticos en el Partido Laborista, que a estas alturas solo se conformarán con su cabeza. El inicio hoy del congreso nacional laborista es el Álamo del primer ministro británico, el lugar del que puede salir revalorizado o con su cargo comprometido. Todo parece indicar que entre los rebeldes no existe el ánimo ni la organización suficiente para lanzar un complot con garantías de éxito. Al mismo tiempo los brownistas recuerdan con temor que Margaret Thatcher salió victoriosa del congreso tory de 1990 para ser cesada a los pocos meses por su partido.
Brown se recluyó ayer en lo que mejor sabe, en los asuntos económicos, por algo fue durante diez años ministro de Finanzas con Tony Blair, tiempo en el que gozó de prestigio y supo mantener una sólida presencia en el partido. Intentando silenciar las portadas de los diarios que reflejan con cifras su precaria situación en el 10 de Downing Street, el premier culpó nuevamente de todos sus problemas a la crisis financiera mundial, cuando la recesión amenaza con entrar en el Reino Unido. Según una encuesta publicada por The Independent , el 54% de los votantes laboristas están a favor de que sea otro el líder que les conduzca hasta las próximas elecciones generales. Además, el 57% creen que con motivo del congreso que arranca hoy en Manchester debería votarse si Brown debe o no hacer frente a unas primarias en el partido, en línea con la carta firmada esta semana por doce parlamentarios, a los que ya se denominan «la mafia de Lancashire».
Nadie mueve ficha
La misma opinión existe entre los altos cargos laboristas, aunque el mensaje público sea de apoyo a Gordon Brown. Una fuente cercana al partido indicó a La Voz de Galicia que «muchos cargos cercanos al Gobierno están diciendo una cosa en público [apoyando al premier ] y pensando y actuando de una manera muy distinta en privado».
La fuente añadía que están esperando a ver lo que sucede en las elecciones parciales de Glenrothers, que tendrán lugar a finales de este mes o principios del próximo, para continuar apoyando a Brown o mostrar sus verdaderas intenciones.
Los titulares de Exteriores, David Miliband, y de Sanidad, Alan Johnson, así como la viceprimera ministra, Harriett Harman, han salido en defensa de Brown, aunque las encuestas en el Partido Laborista los colocan como los candidatos con más apoyos a suceder a Brown.
Mientras tanto este recurrirá durante los días del congreso a la única estrategia que le queda por emplear tras meses de soportar crisis y desmanes en su partido: atacar y luchar hasta las próximas elecciones.
Así, ayer declaró: «No voy a dejar influirme por un puñado de quejicas, y voy a continuar gobernando en un momento crítico para este país que atraviesa por una crisis económica mundial.» No hay nada como buscar un enemigo externo para unir a los de casa.