La primera frase del libro es concluyente: «El país más poderoso en toda la historia de la civilización occidental ha sido incapaz de crear un servicio de espionaje de primera línea, un fracaso que actualmente representa un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos.
-Es así. Lo peor es que no ha sabido informar a los presidentes de lo que ocurre en el mundo ni de defender a su país. No hacemos más que ver pruebas de ello. Estamos en el quinto año de una guerra que se fundó en la mala información de inteligencia. Si hubiera sido correcta, el secretario de Estado, Colin Powell, hubiera ido a la ONU con el director de la CIA detrás de él y hubiera dicho: «Señoras y señores no hay armas de destrucción masiva en Irak, sencillamente no las hay o no las podemos encontrar». Pero no dijo eso, sino que Irak estaba lleno de armas químicas y biológicas y representaba una amenaza para todo el planeta. Y fuimos a la guerra.
-No es demasiado ingenuo creer que fue un fallo involuntario y no un engaño premeditado para que Bush pudiera iniciar una guerra que de todas maneras iba a librar.
-¿Si la información de la CIA hubiera sido correcta cree que el presidente de EE.?UU. hubiera ido a la guerra? Yo creo que no. He aprendido, después de 20 años de estudiar los servicios de inteligencia, que nunca hay que atribuir a las conspiraciones lo que se puede atribuir a la estupidez, porque es una fuerza mucho más potente en los acontecimientos humanos.
-Insisto. ¿No iba a atacar Bush en cualquier caso y la CIA le dio lo que necesitaba?
-La CIA creía genuinamente que había armas de destrucción masiva en Irak y estaba predispuesta a creerlo, porque había informes de los inspectores de la ONU anteriores que lo decían. Entonces usó información de segunda mano y rumores para elaborar su informe, aceptando lo que encajaba en sus ideas preconcebidas y rechazando lo que no. Hubo un momento en que Powell, antes de informar al mundo, miró a los ojos al director de la CIA y le dijo: «George, te lo ruego, te lo pido con toda mi alma, dime si es cierto». Y Tenet le respondió: «Es verdad». Creían lo que decían.