Con la reina Isabel II a la cabeza, el Reino Unido recordó ayer a sus caídos en todos los conflictos con especial atención a la Primera Guerra Mundial (1914-1918), pues se conmemoran los 90 años del armisticio que puso fin a esa contienda.
Un sinfín de actos en todos los rincones del país secundaron el llamado Domingo del Recuerdo , fecha instaurada el siglo pasado en Gran Bretaña como principal celebración del Día del Armisticio de la Primera Guerra Mundial.
La ceremonia más importante acaeció en Londres, donde la reina Isabel II presidió la tradicional ofrenda de flores ante el Cenotafio, monumento que, en el barrio gubernamental de Whitehall, honra la memoria de los Gloriosos Caídos. Miles de veteranos de guerra se sumaron al homenaje, que contó con la presencia de buena parte de la familia real y del Gobierno en pleno, con el primer ministro, Gordon Brown, al frente. También acudieron los ex primeros ministros Margaret Thatcher y John Major, así como los líderes de la oposición y embajadores de países de la Commonwealth, entre otros dignatarios.
El instante más emotivo llegó cuando las campanas del Big Ben (el famoso reloj de la torre del Parlamento) dieron las 11.00 horas y los presentes guardaron dos minutos de silencio precedidos y culminados por sendas salvas de cañón.
Momento emotivo
Esa pausa evoca la hora en que entró en vigor el armisticio de la la también denominada Gran Guerra: las once de la mañana del día 11 del undécimo mes (noviembre) de 1918.
Como todos los años, mañana, la actividad en comercios, aeropuertos, estaciones ferroviarias y otros lugares públicos se paralizará a las once de la mañana durante dos minutos. Momento en que se cumplirán 90 años de la puesta en práctica del armisticio, firmado en 1918 entre los aliados y Alemania en un vagón de tren en el bosque de Compiegne (Francia).
Casi 900.000 hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas británicas murieron en las trincheras de la confrontación bélica más sangrienta, en la que perdieron la vida más de ocho millones de soldados.