El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, comenzó ayer su último viaje al extranjero antes de dejar la Casa Blanca en enero para asistir a la cumbre anual del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC) en Lima, donde intentará buscar apoyos para el plan del G-20 contra la crisis económica.
América Latina ha sido históricamente el patio trasero de Washington. Ahora, los presidentes de China y Rusia toman ventaja, con viajes a la región, sellando pactos y estimulando los negocios y su influencia.
El presidente chino, Hu Jintao, llegó a Lima dos días antes de la cumbre, disfrutando de una bienvenida de héroe que incluyó procesión de caballos y carrozas. En cambio, el principal sindicato de trabajadores de Perú convocó protestas callejeras para repudiar a Bush por las guerras de Irak y Afganistán, y responsabilizarlo por la crisis financiera, el principal tema de la cumbre.
«Nos gustaría ofrecer una bienvenida a todos los líderes que vienen, con la excepción de Bush», dijo el secretario general del sindicato, Mario Huamán.
Cientos de manifestantes ya protestaron contra él el miércoles en Lima, para exigir el fin de la «guerra contra el terror» en la prisión de Guantánamo.
Política en la región
Varios analistas señalaron que los viajes a América Latina de Hu y del presidente ruso, Dmitri Medvédev, son una señal de que Barack Obama tiene que cambiar su política hacia la región.
El viaje de Medvédev por Perú, Brasil, Venezuela y Cuba muestra «que la región está abierta a nuevas relaciones fuera del hemisferio», dijo Álex Sánchez, del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos.
La Casa Blanca insistió en la visión seria de Bush sobre la cumbre APEC, donde aspira a lograr el apoyo de los 21 países del foro al plan del G-20 contra la crisis financiera, y en el fin del programa nuclear de Corea del Norte. El propio mandatario quiso lavar su imagen con una entrevista en el canal de televisión peruano América TV, donde aprovechó para hacer un balance positivo de su gestión. Se esforzó en decir que promovió la democracia y el libre comercio, al rechazar críticas de que en sus ocho años en el poder aumentaron los enemigos de Estados Unidos.
«Trabajé duro en muchos frentes», dijo Bush y rechazó que su impopularidad le haya dado vigor a líderes como el venezolano Hugo Chávez.
También en una entrevista al diario El Comercio , de Lima, negó estar alejado de América Latina, cuyo «progreso pacífico y ordenado» es de mucho interés para su país, dijo. «Yo me preocupo por nuestros vecinos de América Latina, a los cuales he visitado frecuentemente durante mis viajes a la región. Por ejemplo, esta es mi segunda visita a Perú», añadió.
Mejora de relaciones
El presidente de EE.?UU. aseguró que dejará el poder con la «fuerte creencia» de que hizo «el máximo esfuerzo por incrementar las relaciones bilaterales y regionales».
Bush no tiene más viajes al extranjero programados y queda por ver si hará algo especial en Lima. En Japón, en julio, después de asistir a su última cumbre del G-8, centrada en el calentamiento global, causó un revuelo por decir al final: «Adiós desde el más grande contaminador del mundo».
Tras su llegada a la capital peruana tiene previsto entrevistarse con el presidente chino, para tratar asuntos como las conversaciones a seis bandas acerca del programa nuclear norcoreano. El mismo tema que ocupará sus encuentros con el primer ministro japonés, Taro Aso, y el presidente surcoreano, Lee Myung-bak. También está prevista una reunión entre George W. Bush y el presidente ruso, Dmitri Medvédev, aunque no se ha determinado cuándo.