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El Gobierno de Guinea-Conakry se rinde a los militares golpistas

Mouctar Bah? / ?L. Boutreux

INTERNACIONAL

Los mandos del Ejército y el Ejecutivo acudieron a un cuartel, como les habían ordenado los sublevados

26 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los militares que el martes dieron un golpe de Estado en Guinea-Conakry, tras la muerte por enfermedad del presidente Lansana Conté, se han consolidado en el poder después de que ayer se rindieran las autoridades constitucionales y los altos mandos de las Fuerzas Armadas. El golpe fue condenado por la comunidad internacional, pero dos importantes fuerzas de oposición tomaron nota del hecho, sin deplorarlo.

En cuanto al primer ministro, Ahmed Tidian Suaré, y a su Gobierno, tras haberse presentado en el base militar Alfa Yaya Diallo, donde los golpistas tienen su cuartel general, todos fueron recibidos en la tarde de ayer por el autoproclamado presidente, Musa Dadis Camara. «Ayer eran ustedes [los que estaban en el poder], hoy somos nosotros. Les hemos ayudado, ustedes nos deben ayudar», declaró Camara a los 30 miembros del Gabinete ante la prensa.

Suaré y sus ministros escucharon la declaración en silencio, levantándose cuando Camara apareció y sentándose cuando el nuevo hombre fuerte de Guinea les dijo que lo hicieran. Posteriormente, todo el grupo abandonó la base y anoche se desconocía su paradero.

Mientras tanto, la calma parecía reinar en la capital, Conakry, donde el tráfico se reanudó progresivamente tras la reapertura de las gasolineras. La presencia militar era discreta. Muchos uniformados permanecían de guardia en el cuartel Almamy Samory Turé, donde yace, según dijeron, el cuerpo de Conté, que gobernó Guinea-Conakry con mano de hierro durante 24 años.

Por la mañana, los miembros del Gobierno depuesto se habían reunido en la casa del primer ministro y desde allí se habían trasladado a Alfa Yaya Diallo, seguidos por militares.

Ultimátum

Camara, quien fue elegido por sorteo por sus compañeros para encabezar el Gobierno de facto de Guinea, había dado 24 horas de plazo para que «todos los oficiales generales del Ejército» y los «miembros del Gobierno» se rindieran, y advirtió de que si no se avenían a las exigencias del Comité Nacional por la Democracia y el Desarrollo (CNDD) serían «perseguidos».

El capitán Camara se autoproclamó presidente de la República la noche del miércoles, tras un triunfal desfile por las calles de la capital. De pie sobre un vehículo militar y envuelto en una bandera guineana, el nuevo hombre fuerte fue vitoreado por miles de guineanos, que denunciaban el anterior «régimen despótico» y expresaban su alegría porque se haya producido «un gran cambio».

El CNDD prometió inicialmente que devolvería el poder a los civiles, tras convocar a elecciones en un plazo de 60 días, pero Camara dijo después que su Gobierno planea celebrar los comicios en diciembre del 2010. Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE, solicitó ayer que se celebren pronto «elecciones libres y transparentes».

Hasta el momento del golpe, el capitán Camara nunca había actuado en política y tenía a cargo la división de combustibles dentro del arma de Intendencia del Ejército.