El conservador Netanyahu liderará el Ejecutivo israelí, y Livni, la oposición

Laura L. Caro

INTERNACIONAL

21 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Salvo desastre de última hora, que todo es posible en la política israelí, Benjamin Netanyahu será el primer ministro del próximo Gobierno judío. El jefe del Estado, Shimon Peres, le encargó ayer la misión de formar un Ejecutivo, después de que la mayoría parlamentaria -circunscrita en el bloque de la derecha y que suma 65 de los 120 diputados del Parlamento- manifestara su apoyo al candidato del Likud. Y después de fracasar el viernes en su intento por propiciar un Gabinete de unidad nacional con Tzipi Livni, la aspirante que obtuvo más votos en las pasadas elecciones al frente de su partido, Kadima, que optó por encabezar la oposición.

La enseña de Kadima

«Una amplia coalición no tiene peso si no tiene una dirección. No podemos servir de tapadera para la falta de dirección», fue la sentencia con que la líder centrista declinó ayer la posibilidad de sumarse a un Gabinete encabezado por su principal rival, al que, de paso, acusó de no estar a favor de «una solución de paz basada en dos Estados», uno palestino y otro israelí, que ha sido la enseña de campaña de Kadima.

Benjamin Netanyahu, de 58 años, y jefe del Gobierno de Israel entre 1996 y 1999, tendrá ahora cuatro semanas, más dos adicionales si es necesario, para formar el Gabinete.

En contra de la tradición electoral del país, será el primer encargado de formar Gobierno sin haber sido el más votado (Livni, 28 escaños y Netanyahu, 27). Pero el respaldo al conservador de las formaciones de derechas demuestra una vez más que las elecciones en Israel no las ganan los partidos, sino los bloques.

Coalición estable

Netanyahu aceptó la misión de formar un Gabinete «con humildad y gran sentido de la responsabilidad», dijo, al tiempo que volvió a invitar a Livni, y al jefe del defenestrado Partido Laborista, Ehud Barak, a reunirse mañana para discutir la posibilidad de constituir «un amplio Gobierno de unidad, para el bien de la gente y del Estado».

La incorporación de Kadima, o incluso de los laboristas, es la única oportunidad de Netanyahu de cuajar una coalición estable, o lo que es lo mismo, capaz de salvarle del secuestro político al que se encamina dentro de un Gabinete sostenido por el ultranacionalista laico Avigdor Lieberman (15 escaños) y los radicales religiosos del Shas (11), más Judaísmo Unido de la Torá y los partidos de los colonos (12).