La izquierda italiana, en crisis por una serie de derrotas electorales y la dimisión de su líder, Walter Veltroni, se concedió ayer un respiro nombrando jefe del Partido Demócrata (PD) para los próximos ocho meses a Dario Franceschini, brazo derecho de su predecesor. Se trata de un hombre discreto surgido de la desaparecida Democracia Cristiana, católico, abogado de profesión y novelista por pasión.
De los 1.258 delegados que participaron en la votación, Franceschini obtuvo 1.047 votos, frente a 92 que fueron para Arturo Parisi. Tras su elección, el nuevo líder de la centroizquierda italiana manifestó que «el optimismo ha vuelto, además de la confianza y la voluntad de luchar». «No estoy aquí para preparar mi futuro personal. Mi trabajo terminará en octubre, con las primarias y el congreso», había dicho previamente a su elección, al presentar su candidatura a los delegados del PD reunidos en Roma.
Franceschini se afilió en 1980 a la Democracia Cristiana, que estaba perdiendo fuerza tras décadas de dominio. Dejó la DC cuando esta histórica formación se transformó en el Partido Popular Italiano. Sin embargo, volvió a las filas de este último cuando se integró en la coalición de centroizquierda de El Olivo, que condujo a Romano Prodi a la victoria en el 2006. Entró en el PD cuando se creó esa formación en el 2007, convirtiéndose en mano derecha de Veltroni. La relación fue interpretada por los analistas como un símbolo del equilibrio logrado entre las dos corrientes del nuevo partido: la procedente del ex Partido Comunista y la de la izquierda católica de la ex DC.
«Mi cultura política pertenece al catolicismo democrático», subraya Darío Franceschini, al abogar por «el laicismo en la lucha política».